09 diciembre 2007

Un dia como hoy, Ayacucho

Un día como hoy, se selló en los campos de Ayacucho, en Perú, el destino del imperio español en América del Sur. Con la capitulación del ejercito español se consolidaron como independientes las nacientes repúblicas sudamericanas. Todo eso es historia conocida, pero ¿que tan conocida es de verdad?.



No hace mucho tiempo yo consideraba la Batalla de Ayacucho como la mayoría de la gente en Latinoamérica la considera, ni mas ni menos que como esta escrita en la historia oficial de cada país. Nada mas lejos de mi realidad actual. Una muy buena amiga mía tenía que ser la que me pusiera en camino de descubrir la verdad de los hechos, su comentario en clase sobre la probabilidad de que la mencionada batalla haya sido una farsa (por el oleo de la capitulación y los términos de la capitulación en si, bastante generosos con los realistas) me puso produjo un ímpetu revisionista con respecto a la historia oficial, que finalmente me llevaría a encontrar pruebas mas palpables que una simple pintura.

Investigando un poco pude descubrir a algunos autores que defienden la tesis de que los jefes del ejército del Rey pactaron su propia derrota con los independentistas en la batalla de Ayacucho, desde un punto de vista diferente al que inicialmente me atrajo a la investigación, pero igualmente válido y mucho más probable de ser cierto.

El 9 de diciembre de 1824, en Ayacucho, el ejército del virrey La Serna era, sobre el papel, muy superior al de Sucre. Los realistas tenían casi el doble de hombres, 9310 contra 5170, más caballería, mil monturas contra seiscientas, y una abrumadora superioridad en artillería, 14 piezas frente a una sola. Sin embargo fueron rotundamente derrotados: los independentistas sufrieron 979 bajas entre muertos y heridos y, en cambio, causaron a los realistas 2.100 bajas entre muertos y heridos, y les hicieron 2.600 prisioneros, incluyendo a todos los jefes y oficiales: 15 generales, 16 coroneles y otros 552 oficiales, junto al mismísimo virrey.

Pero no se trató de una verdadera batalla, sino de una farsa sangrienta pactada de antemano.
Estos militares españoles eran liberales, no se identificaban con la monarquía absolutista que habían reinstaurado los cien mil hijos de San Luis. Además sabían que la causa realista estaba perdida en América. No recibían refuerzos desde hacía cuatro años, y su ejército se componía en un 95% de reclutas peruanos sin ninguna motivación para luchar por el Rey.

Los militares españoles en Ayacucho hubieran referido rendirse y no derramar una gota más de sangre por causa de un rey felón y tiránico. Una causa que, además, sabían perdida de antemano. Pero si se hubieran rendido no hubieran podido regresar a España, se les habría juzgado por traición y cobardía ante el enemigo. Por eso simularon plantar batalla, dejaron que algunos de aquellos desdichados peruanos murieran en una farsa sangrienta y después, con la coartada asegurada, se rindieron sin mayor dificultad.

El día de la batalla, a las nueve de la mañana, una hora y media antes de que comenzara la lucha, el general realista Juan Antonio Monet, liberal, acudió al campamento independentista y se reunió con varios jefes rebeldes. Después regresó al campamento realista. ¿Qué trataron en aquella reunión? La versión oficial es que Monet fue a proponerles la paz, pero como los rebeldes pusieron como condición la independencia no hubo acuerdo. La versión revisionista es que Monet fue a ofrecer la rendición de los realistas pero, eso sí, tras un simulacro de batalla.

Uno de esos indicios es que los términos de capitulación fueron extraordinariamente generosos con los oficiales realistas: se garantizaba su seguridad, se les pondría en libertad y si querían unirse al ejército peruano conservarían su rango y su salario.

Por otra parte, los oficiales españoles, a su regreso a Europa, no recibieron de Fernando VII ningún nombramiento ni alto cargo, desconfiaba de ellos por liberales. El general Monet, que llegó a ser en 1832 ministro en el gobierno liberal moderado de Cea Bermúdez, fue cesado del cargo por ser demasiado radical: ¿Cómo imaginar que alguien tan contrario al absolutismo estuviera dispuesto a luchar y morir en Ayacucho sólo para que Fernando VII tuviera más súbditos a los que sojuzgar?.



Centrándonos en la batalla en si, cuando esta se inicio los españoles bajaron del cerro para pelear en una situación mucho más desventajosa, ¿donde se ha visto eso?. Es más, observando el mapa de la batalla, y suponiendo que no sabemos a que bando pertenece cada despliegue...¿Cuál es el que tenía más oportunidades?. ¿El que es superior numéricamente, ocupa una posición privilegiada, y está en disposición de embolsar al otro por los flancos...o el otro?.

Cuesta creer que militares tan veteranos como La Serna y Canterac (participes de la guerra de la independencia española contra Napoleón, como también muchos generales "patriotas") se condujesen con tanta ineptitud, y que a pesar de su derrota consiguieran una capitulación tan generosa.

Finalmente, como indique en un principio, el oleo de la batalla de Ayacucho muestra a unos firmantes impecables y si no fuera por el titulo no se notaria que ha habido una batalla trascendental. Como opuesto se puede observar la pintura de la rendición mexicana en San Jacinto ante las fuerzas separatistas texanas de Samuel Houston.

los protagonistas (de la Batalla de Ayacucho) guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio y, por tanto, sólo podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos.

Fuentes:
- El Gran Capitán - Historia Militar.
- Wikipedia - Batalla de Ayacucho.
- Juan Carlos Losada - Batallas decisivas de la Historia de España.

08 diciembre 2007

La Inmaculada Concepcion y el 8 de diciembre

Hace poco recordé una entrada que lei hace algunos meses en un blog que siguo frecuentemente, y siendo hoy Dia de la Inmaculada Concepción he creido conveniente retratar aquí su peculiar historia.

Era 7 de Diciembre y el "Tercio de Zamora" a las ordenes del Maestre de Campo Francisco de Bobadilla, durante la Guerra de Flandes, trataba de defenderla isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal, en plena tierra de herejes, bloqueado por completo por la escuadra del Almirante holandes Holak. El bloqueo se estrechaba cada día más y se agotaron los víveres y las ropas secas. Son obligados a retroceder hasta verse atrapados en una pequeña porción de tierra completamente rodeada de agua.

El almirante Holak propuso entonces una rendición honrosa, pero la respuesta española fue clara: "Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos". Ante tal respuesta, Holak recurrió a un método harto utilizado en ese conflicto: abrir los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. Pronto no quedó más tierra firme que el montecillo de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio.

Los españoles se aprestaron a la defensa del sitio y comenzaron a cavar trincheras, en ese momento, uno de los soldados, mientras cavaba, halló un extraño objeto. Se trataba de una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción. Todos quedaron muy sorprendidos con el hallazgo y colocando la imagen en un improvisado altar, rezaron a su alrededor y el Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal de la protección divina, instó a sus soldados a luchar encomendándose a la Virgen Inmaculada.

Entonces ocurrio el milagro, en horas de la madrugada del 8 de Diciembre, un viento completamente inusual e intensamente frío hizo que las aguas del río Mosa se helaran completamente. Los soldados españoles no lo dudaron un instante y marchando sobre el hielo atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer, aprovechando que los holandeses aún dormían.

El tercio de Zamora logró destruir 10 navíos y hacer una gran cantidad de prisioneros. Obtuvieron una victoria tan completa que el almirante Holak llegó a decir:
"Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro".

Desde aquella fecha, la Inmaculada Concepción es patrona de los tercios españoles y posteriormente de la infanteria. Este patronazgo se consolidaría después que en la bula "Ineffabilis Deus" del 8 de diciembre de 1854, se proclamase como dogma de fe católica la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima y también es una de las razones por las que el 8 de Diciembre es el día de la Inmaculada Concepción.

Fuentes:
- Historias con Historia, "Tal parece que Dios es español".
- Wikipedia, "Milagro de Empel".


07 diciembre 2007

"Sólo el APRA salvará al Perú" (II)

Desenlace trágico de los sucesos ocurridos en Huaraz debido al levantamiento aprista de 1932.

El Ejercito atacó Huaraz a las tres de la tarde del lunes 19. Doce días habían transcurrido desde que la revolución estallara en Trujillo y para entonces el mayor López Mindreau sabía ya que el suyo había sido un paso en falso. Los rebeldes del Callejón de Huaylas no tenían noticias de de la fuerza aprista que había huido a las montañas; pero la aviación había arrojado volantes y periódicos trujillanos sobre Huaraz, de modo que se difundió así la suerte adversa del movimiento. López Mindreau no podía rendirse. La capitulación no entraba en las reglas impuestas por Sánchez Cerro desde el comienzo de su mandato, sólo el paredón. Organizó, pues, la defensa de Huaraz como quien tira los dados por última vez. Si rechazaban el ataque, otras tropas volverían a la carga. Eso tal vez, les daría tiempo de huir.

Del otro lado, las perspectivas eran distintas. "Ayer llegué a Callán con todo el destacamento y pude darme cuenta de que el triunfo era nuestro", escribió el teniente Alfonso Llosa, "pues el espíritu de nuestros oficiales, de la tropa y de la Guardia Civil era excelente..." Y luego: "Desde que llegamos a Callán se acercó a nosotros gran cantidad de indígenas que formaron militarmente, ofreciendo sus servicios para restablecer el orden. Debo hacer presente la forma encomiable como han cooperado estos hombres, sirviendo de conductores a nuestra impedimenta, como arrieros y guías sobre todo. En su condición de agentes de enlace han prestado útiles servicios, por lo que estamos muy agradecidos."

"Las tropas iniciaron su ataque, lanzándose hacia sus posiciones de asalto y comenzando el descenso a las 3:30 pm. A las 5:30 pm. se abrieron los fuegos de parte de nuestros elementos de avanzada, siendo contestados por disparos de los apristas, quienes al mismo tiempo, lanzaron petardos de dinamita para volar el puente, obteniendo solo deteriorarlo ligeramente."

Pese al fracaso sufrido por los rebeldes, que no pudieron destruir el puente, el combate continuo con creciente intensidad desde ambas riberas. El mayor Lazo, que comandaba las tropas, ante la imposibilidad de atravesar el puente, defendido con una intensa fusilería, despachó dos compañías con la misión de vadear el río en un punto situado a tres kilómetros de distancia, con el propósito de atacar de flanco a los rebeldes. Pero una hora después de haber enviado a los soldados del 3ero de Infantería, un enlace anunció que habían sido detenidos por los apristas. No había forma de cruzar el río.

A las diez de la noche, un subteniente armado de una ametralladora y acompañado de una sección, se lanzó a través del río, logró vadearlo y cayó de sorpresa sobre la retaguardia de los rebeldes. Al mismo tiempo, el alférez de la Guardia Civil, Rafael Serrano, en un arranque casi suicida, cruzó el puente disparando rabiosamente su revólver. Sus hombres, enardecidos por el ejemplo, lo siguieron. Cogidos así entre dos frentes, los apristas huyeron hacia la ciudad.

Media hora después, las tropas entraban en Huaraz. hubo un intenso tiroteo en las calles, pero a la medianoche los rebeldes habían desaparecido. En efecto, el mayor López Mindreau había tomado de rehenes al prefecto, al subprefecto y a otros trece prisioneros políticos que estaban en la cárcel. Con ellos y medio centenar de revoltosos, huyó hacia Yungay. Pero allí también la resistencia se desmoronó y los apristas dejaron en libertad a sus rehenes y se escondieron en las haciendas.

Al día siguiente el mayor Lazo dispuso una edición extraordinaria de "El Departamento" dando a conocer "Los Crímenes del APRA" y organizó una búsqueda de los fugitivos. Las comunidades ofrecieron su cooperación en esta cacería humana, así como los civiles partidarios de Sanchéz Cerro a quienes se proporcionó armas. A las 4 de la tarde, malherido, el mayor López Mindreau fue capturado en la hacienda Canyasbamba por una partida de estos voluntarios.

Toda resistencia había terminado antes de que se cumpliera 48 horas del ataque del Ejercito. Se daría paso a los juicios y sentencias.

A la medianoche del 4 de agosto se reunió la Corte Marcial de Huaraz. Dos horas y media después, todos los encausados menos cinco, fueron a escuchar sentencia. Estos cinco eran los condenados a muerte que estaban en poder del Gobierno, ya habían sido informados de su suerte hacía un rato: serían fusilados al amanecer.

De los condenados a muerte, el doctor Phillips dijo que deseaba hacer un testamento en el cual escribió: "Mas que bienes materiales dejo a mi esposa e hijos los votos que mi muerte sea un augurio del porvenir. No tengo otro delito que mi ideología aprista, a la que no renuncio ni en estos momentos supremos. Quiero que mi cadáver sea incinerado y que mis cenizas se depositen en un frasco que tenga como leyenda mi nombre y la frase "Solo el APRA salvará al Perú". Este frasco deberá guardarse en el local del Comité Aprista de Huaraz cuando pueda funcionar".
El cabo Torres pidió autorización para contraer matrimonio con su conviviente. La Corte le otorgó el permiso. Una sección salio a buscar a la pobre mujer. La llevaron juntó a él y lloró. Tenían un hijo.
El mayor López Mindreau permanecía en el hospital de Belén. Tenía cuatro costillas fracturadas, un desgarramiento de la pleura y hemorragia interna. no pestañeo al saber que lo iban a ejecutar. Hacía algunas horas que estaba muriendo. Dictó débilmente su testamento y comulgó ayudado por las religiosas del hospital.

Llegada la hora de la ejecución el triste cortejo salio de la iglesia. El frío era intenso, pero varios centenares de personas se habían reunido para ver pasar a los condenados. Llevaban en una camilla al mayor López Mindreau. Quiseron pararlo en el paredón pero el vacilante militar se desplomó. Estaba casi agonizando y tuvo que ser sentado cerca del sitio reservado para su ejecución. Los cuatro restantes se tomaron de las manos y avanzaron así al paredón. Phillips dio vivas al APRA y el cabo Torres pidió a los soldados que apuntaran bien.

El alférez que dirgía la ejecución se llevó la mano derecha al quepís, saludando militarmente al mayor López Mindreau. Luego gritó: "¡Fuego!". El mayor López Mindreau dio una voltereta, las balas le habían destrozado la cabeza, los otros se desplomaron, todavía con los brazos entrelazados. El alférez les descargó el tiro de gracia.

Una hora después empezó la pugna de los familiares con las autoridades para que les fuesen entregados los cadáveres. el Ejercito se encargó del sepelio del mayor López Mindreau y del teniente Soto. El cabo Torres fue enterrado gracias a una colecta hecha entre la tropa de Huaraz. Phillips y el español Alonso fueron sepultados en Huaraz.

Ese sería el triste final de la rebelión aprista en Huaraz, 1932. Pero ese año aún no había terminado, y aun quedaba una de las grandes ciudades del norte, también bastión aprista. Pero Cajamarca tendría su propia historia.


*Basado en: "El año de la barbarie, Perú 1932" - Guillermo Thorndike

06 diciembre 2007

"Sólo el APRA salvará al Perú" (I)

Una breve historia alrededor de esta frase y de los desdichados sucesos ocurridos alrededor de los diez primeros años de vida del partido politico más tradicional del Perú: El APRA.

Corria el año de 1932, hace no mucho tiempo que el dictador Augusto B. Leguía había sufrido un golpe de estado derribandolo del poder, postrandolo en la cama de un hospital militar donde pronto la muerte lo encontraría. Su golpista, Luis Sanchez Cerro se haría con el poder tras ganar discutiblemente las elecciones siguientes derrotando al candidato aprista y fundador del partido, Victor Raúl Haya de la Torre. Pronto el descontento aprista se haría sentir, especialmente en el norte del Perú.

Poco mas de una semana habia durado la revolución de Trujillo, desde el 6 de julio, y las fuerzas apristas se batían en retirada de su sitiada ciudad, no habían podido capturar el puerto de Salaverry ni el material bélico que ahí se encontraba, más aún, no habían podido obtener un pronunciamiento favorable del resto de ciudades a tiempo y los actos violentos perpetrados contra la guarnición militar cautiva derivó en una enérgica reacción de las tropas oficiales, que avanzaban desde Lima, dispuestas a aplastar la rebelión. Pero las noticias no llegaban a tiempo al resto del país.

El día miércoles 13 de julio, el mayor Raul López Mindreau recibió la confirmación que estaba esperando: había estallado la revolución en Trujillo y los apristas, en un violento combate librado en La Floresta, habían derrotado a las tropas enviadas desde Lima. López Mindreau era jefe provincial de Cajabamba y se encontraba en Huaraz para dirigir la sublevación. Se puso en contacto con los apristas locales: esa noche se sublevarían plegándose al movimiento de Trujillo. El plan era sencillo: capturar por sorpresa a las autoridades con el concurso de alguna tropa de la Guardia Civil, organizar en el rio la defensa de Huaraz y conseguir el pronunciamiento favorable de los pueblos del Callejón de Huaylas. Más tarde uniría sus fuerzas con las victoriosas huestes apristas de la costa. López Mindreau estaba seguro del éxito, no tenía ni la más remota sospecha que en ese momento deponían toda lucha los últimos focos de resistencia aprista en Trujillo.

En la madrugada del jueves, el mayor López Mindreau capturó un déposito de la Comandancia y vistió de soldados a sesenta apristas. Sublevó luego a la Guardia Civil, arrestó a todas las autoridades, armó con fusiles a un centenar de los suyos y al romper el día. Huaraz supo que hasta allí había llegado la revolución. No se había disparado un tiro.

López Mindreau esperaba que su pronuncimiento arrastrara a otras guarniciones a la rebelión. Imaginaba que los apristas se habían hecho fuertes en Cajamarca y La Libertad, con lo que la Primera Division del Ejercito quedaba separada totalmente de Lima. Controlando el Callejón de Huaylas, él podía enviar un pequeño ejercito a la costa y llevar la insurrección casi a las mismas puertas de Lima. Pero el militar no contaba con el derrumbe aprista en Trujillo, la efectividad de la aviación, que entraba en acción por primera vez en el Perú, y con la decisión de Sánchez Cerro de defenderse a cualquier precio. A la mañana siguiente, cuando, dueño de Huaraz, el mayor López Mindreau se sentía victorioso, las noticias llegaron a la Costa y se impartían ya las ordenes para combatir la nueva rebelión. La suerte del desafortunado oficial estaba echada.

Las tropas desembarcadas por el "Perené" marcharon de Casma a Punta Callán sin ser hostilizadas por los revolucionarios de López Mindreau. Soldados y guardias civiles integraban esa pequeña fuerza que debía aplastar la rebelión en el Callejon de Huaylas. Los campesinos ayudaron a las tropas, sirviendoles de guías y cargadores. Entretanto los pueblos de Caraz y Yungay se habían pronunciado a favor del movimiento y el mayor López Mindreau controlaba completamente la ciudad de Huaraz, donde se había apoderado de todos los servicios y hecho encarcelar a las autoridades. Pero estaba incomunicado del resto del país.

*Basado en: "El año de la barbarie, Perú 1932" - Guillermo Thorndike

27 noviembre 2007

Un dia como hoy, Tarapacá

Un día como hoy, en el marco de la Guerra del Pacifico, se llevó a cabo, quizá, el primer enfrentamiento formal entre la infantería peruana y la chilena. Tras varias horas de incesante lucha el ejercito peruano logró una intrascendente victoria, la única que cuenta el Perú en el curso de la guerra, sobre su similar chileno.

Luego de la batalla de San Francisco, el ejercito chileno permaneció inactivo, como si estuviese clavado en sus posiciones, por espacio de cuatro días. El estado mayor chileno no salio de su inacción sino hasta la mañana del 24 de noviembre, enviando una pequeña fuerza de caballería e infantería a Tarapacá y sabiendo que el enemigo se encontraba provisionalmente acampado allí, en tan deplorables condiciones que hacen suponer que, incapaz de batirse, se habría necesariamente rendido ante la simple cercanía de una división enemiga por débil que fuese; su primera idea fue la de adelantarse inmediatamente e intimarle a la rendición.
Después, escuchando consejo más prudente, decidieron esperar -antes de intentar la empresa- los refuerzos que diligentemente pidieron y obtuvieron del cuartel general; y al amanecer del 27, con la completa confianza de hacer prisionero al enemigo sin disparar un tiro, se presentaron los chilenos sobre las alturas que dominaban la pequeña aldea de Tarapacá. Sus fuerzas los hacían ascender a casi 4 mil hombres, entre caballería e infantería, y ocho cañones.

En cuanto a los peruanos, no pasaban de 5 mil, de los cuales cerca de 3 600 se encontraban en la aldea misma de Tarapacá, y 1 400, a unos 45 km más allá, en Pachica, en marcha para Arica (estas fuerzas tardarían 6 horas en llegar al campo de batalla); de manera que las primeras seis horas del combate, comenzado cerca de las 9 de la mañana, fueron sostenidas únicamente por los 3 600 hombres que se hallaban en Tarapacá.

"El general Buendía llegó a contar en Tarapacá casi 5 mil hombres.... Tan lejos estaban de pensar que serían perseguidos, que el mismo día 26 mandó el General Buendía que marchasen adelante, por el camino de Arica, dos destacamentos de unos 1 400 hombres, y él quedó en Tarapacá con otros 3 600 que necesitaban aún una noche mas de descanso. Allí durmieron como en los días de mas perfecta paz, sin siquiera colocar centinelas avanzadas en los alrededores y sin sospechar que el enemigo se hallaba en las inmediaciones."(1)

En dirección a Arica, donde principalmente los empujaba la falta de vituallas, el hambre que los consumía desde hace días, los peruanos se habían detenido en Tarapacá con el solo objeto de hallar un poco de reposo mientras esperaban la quinta división de Iquique para entrar reunidos en Arica. Esta división, había llegado a Tarapacá, rendida y fatigada, la mañana del 26 y para concederle un día de reposo, se hizo salir adelante a una división de 1 400 hombres (la que se encontraba en Pachica cuando la batalla hizo erupción), aplazando la salida del resto del ejercito para las últimas horas del 27. Por consiguiente, esa mañana (la del 27), el pequeño ejercito del Perú se encontraba en la más completa desorganización, nadie pensaba en el enemigo que dejaban a sus espaldas, vivían en el mayor olvido de todo, sin avanzadas, sin patrullas y sin tener siquiera un centinela que pudiera avisarles de su llegada, como efectivamente sucedió en las primeras horas del 27, casi las 9 de la mañana, y la terrible Batalla de Tarapacá, estaba por comenzar.

El soldado peruano probó una ves más en la sangrienta lucha de Tarapacá, como en los tiempos de la guerra de la independencia, sus excelentes cualidades personales y lo mucho que se podría conseguir si tuviese una buena oficialidad. Sorprendido por el enemigo cuando menos se lo esperaba, casi encerrado en un foso sin salida, y cuando por sus excepcionales condiciones del momento, material como moralmente pues debía encontrarse tan débil de ánimo como de cuerpo, supo, no solamente salir del foso para ponerse enfrente del enemigo que lo dominaba y fusilaba a discreción, sino también combatir valerosamente durante largas horas y conseguir una victoria tan espléndida como inesperada.

Para obtener esto, no pudo contar más que con su valor personal, sostenido apenas por el ejemplo y la voz de un pequeño número de buenos oficiales. Sin artillería y sin caballería, de las que el enemigo estaba bien provisto, y sin plan de batalla (2), fue a buscar al enemigo hasta dentro de sus mismas posiciones, defendidas por ocho buenos cañones y por la geografía del terreno, y luchando cuerpo a cuerpo le tomó sus cañones y sus banderas, lo desalojó de sus posiciones y lo hizo retroceder varias millas en completa derrota. Es más, durante el desarrollo de la batalla, una división chilena se dirigió hacia el pueblo de Tarapacá, que estaba defendido por el batallón Guardias de Arequipa y la columna boliviana Loa (único contingente boliviano que quedaba tras la deserción de San Francisco), los cuales, tras una encarnizada lucha casa por casa, la rechazó y derrotó.

Sin embargo esta victoria, la única que cuenta el Perú en el curso de la guerra, no pudo en modo alguno mejorar la suerte en que se hallaba empeñada. La situación, después del triunfo, era aún más desesperada que antes; aún prescindiendo de la imposibilidad de mantenerse en Tarapacá sin vivieres, si el enemigo volvía al ataque, lo que era seguro teniendo en el próximo campo de Dolores cerca de 7 mil hombres, no hubiera podido responder a sus fuegos, ni aún con un solo disparo. Por consiguiente, el ejercito vencedor se vio obligado a continuar sin demora su marcha hacia Arica; mientras los desintegrados batallones chilenos, temerosos de ser atacados al amanecer, se alejaban a toda prisa del último campo de batalla, las victoriosas fuerzas peruanas, después de haber escondido bajo la arena los cañones tomados al enemigo que por falta de transporte no podían llevarse consigo, se ponían lentamente en camino, tristes y hambrientos en dirección a Arica.

Quedando dueño del desierto de Tarapacá, la posesión de cuyas fabulosas riquezas era desde hace tanto tiempo su sueño dorado, Chile se lanzó sobre ellas con toda la ansia de una inveterada codicia prodigiosamente crecida con el transcurso del tiempo. Se instaló en aquel territorio como en su casa; y a la par que los productos aduaneros, hizo suyos también todos los del salitre y el guano.

"No solo treparon sus soldados las fraguosas cuestas de los cerros, sino que arrollaron en tres embestidas sucesivas a los destacamentos más selectos del Ejército Chileno, conformado por jinetes, artilleros e infantes con lo último del armamento moderno. En diez horas de lucha incesante, y con tropas semidescalzas, integradas únicamente por infantería, los nuestros le causaron 852 bajas al enemigo, le tomaron 60 prisioneros y le capturaron 8 cañones. En esa batalla pelearon Cáceres, Bolognesi y Alfonso Ugarte, y fue el soldado arequipeño Mariano de los Santos, quien arrebata el estandarte del regimiento 4to de Linea chileno.
Mientras nuestras tropas se batían en el sur, abandonadas a su suerte por el Gobierno, no faltaban "patriotas", que a la hora de la prueba, corrieron a las legaciones extranjeras, acordándose que eran descendientes de europeos. Muchos de estos "extranjeros" ocuparían cargos públicos importantes acabada la guerra. Pero durante la misma cerraron la bolsa, sabotearon al Ejército y colaboraron con el enemigo. El Perú jamás fue para estos una Patria, sino tan solo un Patrimonio que se compra, vende o enajena. Por eso jamás comprendieron la Gesta de Cáceres desde Tarapacá hasta la Breña."(3)

(1) Barros Arana, Historia de la Guerra del Pacifico, pág. 171.
(2) Los peruanos, que carecían de sistema de vigilancia, fueron alertados por dos arrieros que casualmente se toparon con las columnas chilenas a distancia. Tan pronto tuvo noticia de esto, el coronel Cáceres mando tocar diana y organizó un consejo de guerra. En virtud que se carecía de un plan de contingencia para responder a aquella emergencia y tomando en cuenta lo precario de su posición Cáceres comprendió que sólo actuando decidida y rápidamente podría hacer frente a los chilenos con posibilidades de éxito.
(3) Carta de Abelardo Gamarra, veterano de la Breña, a Gonzales Prada.

26 noviembre 2007

De saqueo, robo y devolucion... (II)

Leyendo un post sobre la devolución de los libros y de las acciones a seguir ahora creo que es conveniente recordar que no solo de libros se trató el saqueo organizado que sufrió Lima, y el Perú en general, tras la desgraciada guerra del 79.

La antigua "Escuela de artes y oficios" de Lima, era un establecimiento de enseñanza técnica industrial que honraba a Sudamérica, no sólo al Perú.

En ese establecimiento, clausurado a consecuencia de la declaratoria de guerra y que estaba montado con máquinas modernas de toda especie, se fundieron casi todos los cañones de campaña que sirivieron para la defensa de Lima y para la resistencia armada en el centro y sur de la república, despues de la ocupación de la capital; circunstancia que prueba, por sí sola, la importancia de las diferentes secciones de la escuela. Pues bien, para que no quedara en pie un establecimiento que más tarde podía servir en la tarea de reorganización y progreso del país, se ordenó el desarme de las máquinas, la remisión a Chile de éstas y de todos los útiles y herramientas que existian, el saqueo del mobiliario y demás objetos que aún habían: el edificio quedó reducido a escombros.

El gobierno peruano poseía en Bellavista una gran factoría, cuya sección de modelos, simplemente, estaba valuada en dos millones de soles. su importancia era tal, que hasta de otros paises sudamericanos, inclusive Chile, encargaban numerosas y dificilísimas obras, con bastante frecuencia, al establecimeinto. Algún tiempo batalló el cuartel general entre dejar en pie la factoría, aprovechando de sus ingresos y servicios para obras nuevas y reparaciones de importancia, o mandarla a hacer compañia a las maquinas de la "Escuela de artes y oficios"; pero al fin venció la codicia, y la factoría integra fue trasladado a Santiago.

¿Algo habría de quedar? Sí, algó quedó; pero fue porque no pudo ser trasladado a Satiago o Valparaíso: la Universidad San Marcos, cuyos catedráticos dieron la mayor prueba de abnegación, desinterés y patriotismo, continuando en la noble tarea de dictar los cursos que tenían a su cargo, sin remuneración alguna, durante todo el tiempo de la ocupación. Pero nada habría de quedar incólume de la Universidad, ¡Imposible!. La facultad de medicina tenía un valioso gabinete de física, elemento de que carecía la universidad de Satiago, entonces hubo de ser remitido a Chile y allí aún debe permanecer.

Lamentablemente el arte no se salvo de tal expoliación, en el piso alto del Palacio de la Exposición y en análogo piso de la Biblioteca Nacional, estaban distribuidos el Museo y la Galería de pinturas. Uno y otro fueron remitidos a Chile, excepción hecha de la colección de retratos de virreyes, que fue trasladada al palacio de gobierno, y allí quedó. Psteriormente, y gracias a gestiones reiteradas, el gobierno chileno devolvió al del Perú el magnífico lienzo "Los Funerales de Atahualpa", obra del pintor peruano Montero.

La Exposición Nacional era un bellísimo paseo público que contaba con una buena colección zoológica y muchísimos objetos de arte y de valor, pruebas palpables del adelanto artístico e industrial del Perú. La parta alta del Palacio encerraba, también, riquísimas colecciones de diferentes clases, cuyo precio era incalculable. Cuanto de bueno, de bello, de útil, de valioso se halló allí, fue remitido a Chile, y lo que no pudo ser enviado, fue destruido sin compasión. Los parques de la Exposicion fueron arrasados, los caballos de las tropas chilenas pastaron en ellos.

"... llegó, sin emargo, a mi conocimiento que una cantidad considerable de aquellos objetos se hallaba guardada en bodegas y lugares ocultos pero que no me fue dificil descubrir, y ordené a la jefatura que los tomara e hiciera el correspondiente inventario. Accediendo a los reiterados pedidos que se me habían hecho desde Chile, resolví remitirlos a disposición del señor intendente y comandante general de armas de Valparaíso, dejando aquellos en cuyo embalaje y conducción no valía la pena de gastar.

El 20 de octubre (1881) envié por el vapor Chile la primera remesa de catorce cajones, y en 25 del mismo mes, por el Angamos, la segunda, compuesta de venticuatro bultos y varias piezas de mármol y de fierro. La tercera fue directamente a disposición de US. (el ministro de guerra y marina de Chile), por el transporte Amazonas, el 14 de diciembre, acompañada de una minuta en que se anotaba el contenido de doscientos veinte cajones, consistentes, en su mayor parte, en estatuas, figuras y jarrones, algunos rotos por haber permanecido largo tiempo aglomerados y en desorden..." (1)

"Muchos de los objetos pertenecientes al estado (Perú), entre ellos: un gabinete de física de la escuela de medicina; útiles, tipos y máquinas de la imprenta de El Peruano; biblioteca; mobiliarios y otros valiosos artículos habían sido ya remitidos a Chile, por orden de particulares (a la llegada de Lynch a Lima)...

...Según los principios del derecho internacional, el gobierno de Chile como bélico ocupante de estos territorios, tiene derecho a apropiarse de los bienes del enemigo y a percibir sus productos o valores de arrendamiento." (2)

Fue tal el nivel de la obra devastadora de Chile, que el gobierno de aquella república se vio obligado a decir al contralmirante Lynch, el 3 y el 4 de noviembre (1881):

"No permita US. que se deshagan obras que pueden servir a nuestro ejercito y que aquí serían inútiles. Los monumentos públicos deben ser respetados."

Merced a esta última imperativa se salvaron: la estatua de Colón, el monumento conmemorativo del 2 de mayo de 1866, la alameda de los descalzos, la estatua ecuestre de Bolívar y otros monumentos y paseos que ya estaban en vísperas de ser enviados a Chile, unos, y de ser destruidos otros.

(1) Segunda memoria de Lynch, tomo I, pág. 51 y 52.

(2) Primera memoria de Lynch, pág.148.

24 noviembre 2007

Cosme Damian de Churruca y Elorza



"Era un hombre como de 45 años, de semblante hermoso y afable, con tal expresión de tristeza que era imposible verle sin sentir irresistible inclinación a amarle. No usaba peluca, y sus abundantes cabellos rubios, no martirizados por las tenazas del peluquero para tomar la forma de ala de pichón, se recogían con cierto abandono en una gran coleta, y estaban inundados de polvos con menos arte del que la presunción propia de la época exigía. Eran grandes y azules sus ojos; su nariz muy fina, de perfecta forma y un poco larga, sin que esto lo afeara, antes bien parecía ennoblecer su expresivo semblante. Su barba afeitada con esmero, era algo puntiaguda, aumentando así el conjunto melancólico de su rostro oval, que indicaba más bien delicadeza que energía. Este noble continente era realzado por una urbanidad en los modales, por una grave cortesía de que ustedes no pueden formar idea por la estirada fatuidad de los señores del día, ni por la movible elegancia de nuestra dorada juventud. Tenía el cuerpo pequeño, delgado y como enfermizo. Más que guerrero, aparentaba ser hombre de estudio, y su frente, que sin duda encerraba altos y delicados pensamientos no parecía la más propia para arrostrar los horrores de una batalla. Su endeble constitución, que sin duda contenía un espiritú privilegiado, parecía destinada a sucumbir conmovida al primer choque. Y, sin embargo, según después supe, aquel hombre tenía tanto corazón como inteligencia. Era Churruca."

Efigie de Cosme Damian de Churruca y Elorza, muerto en pleno combate de Trafalgar, a bordo de su navio, el dos baterías y 74 cañones "San Juan Nepomuceno".

"Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero, di que he muerto."


*Extracto de "Trafalgar", Benito Pérez Galdós.

19 noviembre 2007

Un dia como hoy, San Fransisco

Un dia como hoy, en el marco de la Guerra del Pacifico se efectuo el primer enfrentamiento formal entre los ejercitos aliados de Perú y Bolivia contra el ejercito invasor de Chile.

Desembaracado en Pisagua, punto intermedio entre Iquique y Arica, el ejercito chileno se proponía dos cosas: 1° Cortar toda comunicación entre los dos ejércitos de la alianza acampados en aquellas localidades; aisarlos el uno del otro y colocarlos de este modo en la imposibilidad de obrar de acuerdo o de socorrerse mutuamente; 2° Marchar sobre Iquique por tierra, a través del desierto y apoderarse de esta ciudad que era el centro principal del comercio salitrero del codiciado desierto de Tarapaca. Para poder conseguir su doble intento era necesario en primer lugar internarse con rapidez en el desierto hasta Dolores, localidad estrategica puesta sobre el camino que quería cortar al enemigo, el de Arica a Iquique, y que él mismo tenía que seguir àra ir a Iquique. Para esto uso el ferrocarril al que tuvo acceso desde Pisagua y sobre el cual rapidamente pudo apoderarse de Dolores y plantar allí sus tiendas, sin que nadie los molestase, y sin disparara un tiro, como en su casa.

Entretanto el ejercito peruano-boliviano que se había concentrardo en Iquique tras la toma de Pisagua, se encontró desde el primer momento en una situación muy comprometedora. Bloqueado por mar por la escuadra chilena, encerrado en medio de un desierto que carece de todo recurso, cortado por el enemigo el único camino, el de Arica, por el cual podía recibir socorros, abandonando sin provisiones de reserva por la incuria del Gobierno y de los directores de guerra, el ejercito aliado que se había reunido a toda prisa en Iquique, carecia casi de todo, y principalmente de viveres: los pocos sobre los cuales podia contar con alguna seguridad, bastaban escasamente para 15 o 20 dias a lo más.  Solo le quedaba un solo camino que seguir: el de marchar contra el enemigo, sea para echarlo del pais obligandolo a reembarcarse, sea en último caso para forzar el paso sobre él, e ir a buscar a Arica los medios necesarios para su subsistencia, despues de haberse puesto de acuerdo con el General Prado para combinar un ataque contra el ejercito invasor, aún cuando existia rivalidad e indisciplina entre los oficiales y los jefes.

El plan consitia en que el ejercito chileno fuese atacado simultaneamente, cogiendolo en el medio, por el ejercito de Iquique y por el cuerpo de 3 mil bolivianos que estaba en Tacna a las ordenes del presidente de Bolivia, General Hilarión Daza. Así establecido, Daza partio el 8 de noviembre hacia Arica,de donde partió rumbo a la batalla, pero habiendo llegado el 14 al valle de Camarones, en lugar de  continuar su marcha hacia el enemigo se enfrascó en idas y venidas de indecisión tristisima que terminarian con su regreso a Tacna. Temido por los chilenos, junto a su famoso batallón de los Colorados, su desercion no fue tomada como un acto de cobardía sino más bien como uno de traición, algo de lo cual nunca pudo resarcirse.

Mientras tanto el plan chileno consistia en esperar al ejercito aliado en la llanura de Santa Catalina, lo cual hubiera sido muy errado por no ofrecer ninguna ventaja de resistencia y llegando diseminado desde Dolores, entonces el enemigo lo hubiera encontrado en marcha, por fracciones, en una extension de varios kilometros. Lamentablemente este plan fue corregido al haber encontrado fortuitamente a dos mulateros de la alianza, los cuales les hicieron comprender lo errado de presentar batalla en Santa Catalina, el ejercito de los aliados, fuerte de 8500 hombre, podia llegar de un momento a otro a Santa Catalina, y despues de haber derrotado a la división de 2 mil hombres que se encontraba alli hubiera hecho lo mismo con todas las demas, a medida que fueran llegando, debido a esto decidieron a ultimo momento cambiar el plan de batalla y quedarse a la defensiva en el cerro de San Fransisco (que dominaba las alturas de Dolores) reagruparse y esperar el ataque de los aliados.
Fue sobre este cerro, una verdadera fortaleza militar natural, que los chilenos se atrincheraron a última hora, y fue contra semejante fortaleza que vino a estrellarse el ejercito aliado, completamente desmoralizado y falto de unidad no solo por el sueño, el hambre y la sed, sino tambien por la noticia de una nueva, ¿cual sería? pues era la de la fuga de Daza desde Camarones, no obstante se decidio  posponer la batalla  para el dia 20, debido al cansancio de la tropa. Ahora bien si el ejercito aliado habia decidido no presentar batalla hasta el dia 20, asi como el chileno por su parte habia resuelto no tomar la ofensiva hasta que no le llegaran los refuerzos pedidos, ¿como y de que manera sucedio que principiará el fuego tan inesperadamente las últimas horas del 19?. Según unos fue un plan de los bolivianos hostiles a Daza, para comprometer batalla y asi tener pretexto para desagregarse y regresar dispersos a Bolivia con la noticia de la huida de su General y recoger su legado. Sin embargo los hechos fueron que dos compañias ligeras de vanguardia (dos peruanas y dos bolivianas) escalaron el cerro fortificado junto a otras tres divisiones. Tres veces ganaron las alturas, bajo el mando de Ladislao Espinar, desalojaron a los artilleros apoderandose de los cañones bajo el fuego de las ametralladoras y de  una infanteria muy superior. Pero las fuerzas del ejercito aliado de Bolivia en completa dispersion, sin orden, rompieron un fuego mortifero para los aliados e inutil para el enemigo. Sin esperanza de recibir refuerzo alguno del resto del ejercito que permanecía de espectador del combate y bajo el fuego incesante a los que los sometia el ejercito boliviano, las divisiones peruanas comprometidas con la lucha fueron rapidamente diezmadas y aniquiladas.

Empeñada la batalla en un extremo de la linea de los aliados, por una sola division, mientras se habia decidido entrar en accion al dia siguiente, y en consecuencia sin plan, la division que inició la lucha rompiendo el fuego, fuerte de 1400 hombres, fue la única que entro en acción. Se da el caso de que la tercera parte del ejercito ataca, una otra tercera parte se mantiene estatica y la otra tercera parte se retira.

Por consiguiente, la batalla de San Fransisco no fué, como hecho de armas, mas que una simple escaramuza, una simple tentativa aisalada de una sola division del ejército peruano-boliviano contra el de Chile; el cual no hizo mas que defender con su artilleria sus casi inexpugnables posiciones, de tal manera que cuando terminó el breve e insignificante combate, creyó que aquel no había sido mas que un reconocimiento preliminar efecutado por el enemigo. Solamente comprendieron al dia siguiente, por la completa ausencia del enemigo,, que habían quedado dueños absolutos del campo de batalla, asi mismo como fué solamente por algunos heridos peruanos encontrados en las cercanías de San Fransisco, el mismo dia 20, que supieron de la deserción en masa de las divisiones bolivianas y de que el ejercito peruano se retiraba en completo desorden hacia Tarapacá; siendo así que pudieron gozar inesperadamente de las ventajas de una gran victoria, sin haber hecho nada por obtenerla, y gracias unicamente a la incalificable conducta de aquellos mismos que tenian el deber de disputarsela.

A pesar de esto, el ejercito chileno, sabedor que a poca distancia se encontraba, no un ejercito, sino tres o cuatro mil soldados en desbandada, sin viveres, sin agua y abatidos, no dio un solo paso en su persecucion y los dejo retirasrse a Tarapacá y reconstituirse. Sin embargo, una consecuencia habría de darse, tras la retirada del ejercito peruano y su posterior desorganizacion, la ciudad de Iquique quedó sin guarnición y fue la tripulacion del blindado Cochrane, que a la sazón bloqueaba el puerto, la que la ocupó, tomando posesión de ella.

Quedaba en manos de la recien llegada reserva chilena, aprox. 4000 hombres, la persecución de los remanentes peruanos que se retiraban a Tarapacá, ahí habria de presentarse otra batalla.

06 noviembre 2007

De saqueo, robo y devolucion... (I)

Pasado algún tiempo de la devolución de mas de 3 mil volumenes a la Biblioteca Nacional del Perú es momento de recordar que más fue vejado en esa ocasion.

Lugar de cita para cuantos buscaban como ilustrarse o simplemente recrearse con la lectura de la innumerable cantidad de libros impresos y de manuscritos, la Biblioteca Nacional poseia desde los más triviales y comunes hasta los más raros ejemplares, quizá dificiles de conseguir en otras bibliotecas de otros paises más adelantados que el Perú.

El general Lagos destinó el local de la biblioteca para alojamiento de uno de los mas ignorantes pabellones chilenos, pero no eran solo éstos los que contribuirian a la destrucción de todo lo que existía y pertenecía al Perú, sino hasta los más ilustrados hicieron su misma labor, y entre todos ellos y las autoridades chilenas, destruyeron en un momento la obra de cultura, de civilizacion y de porgreso hecha en muchos años de paciente y costosisima labor.

El mismo director de la nueva biblioteca de Lima, formada años despues, don Ricardo Palma, pronunció el siguiente discurso el dia de su inauguración:
"...Los salones sirvieron durante muchos meses de cuadras para uno de los batallones y los libros esparcidos a los cuatros vientos de la tierra, fueron transportados a Chile, o vendidos a vil precio en los bodegones... La humanidad inflexible y severa en su justicia condenará siempre al hombre que manchó sus laureles de soldado para identificarse con el tristemente famoso Amrou, general del califa Omar, incendiario de la biblioteca de Alejandría."

Palma alude al citado general Lagos. Lynch culpa de este hecho y de otros muchos por el estilo a chilenos que no tenían carácter oficial, o que los llevaron a cabo sin autorización alguna; pero ellos no es del todo exacto. Cierto que algunos enviaron cuanto pudieron, no sólo libros, a Chile en los primeros momentos, aprovechando del desorden con que los vencedores tomaron posesión de las oficinas y edificios publicos; pero el resto, lo principal, lo más valioso, fue remitido oficialmente, ya a petición expresa del gobierno de Santiago, ya por oficiosidad del mismo Lynch.

Prueba de que gran parte de los volumenes y de los numerosos y valiosos manuscritos que la biblioteca de Lima tenía fueron enviados oficialmente, es que hoy enriquecen la biblioteca de Santiago, antes insignificante.

Pero no solo de libros se trató; el saqueo fue, lamentablemente, mucho más organizado...

02 noviembre 2007

Un dia como hoy, en Pisagua

Un dia como hoy, se inicio la fase terrestre de la Guerra del Pacifico, con el desembarco de Pisagua. Heroismo en la defensa, estupidez en la retirada.




Habiendo desaparecido con el Huáscar el único elemento de fuerza que el Perú tenia en el mar y quedando en consecuencia omnipotente la escuadra chilena, por falta de adversarios, Chile vio finalmente llegado el momento de proceder a la invasion del codiciado desierto peruano de Tarapacá. Despues de haber zarpado de Antofagasta el 28 de octubre, llegaba el 2 de noviembre a la rada de Pisagua una escuadra chilena de 19 buques sobre cuyos puentes viajaba un ejercito de mas de  diez mil hombres con todo lo necesario para la campaña. Un segundo ejercito de reserva, fuerte de 8 mil hombres esperaba en Antofagasta cualquier llamada.

Pisagua, una pequeña aldea de mil habitantes no estaba defendida mas que por dos cañones de 100 libras, montados en los dos extremos de la bahía y por cerca de novecientos soldados peruanos y bolivianos. Tras posicionarse durante la noche, a las 7 a.m. se iniciaron las hostilidades de la escuadra chilena contra los cañones de tierra y contra la guarnición, que desprovista de medios tanto ofensivos como defensivos esperaba impasible e impaciente el momento de entrar en acción contra las tropas de desembarco, que no se movieron hasta las 10 a.m. momento en el cual quedaron definitivamente callados los dos cañones defensivos de la ciudad. Tras esto nada o casi nada se oponia al desembarco del ejercito chileno, que fuerte de diez mil hombres y protegido por la artilleria de su escuadra, solo tenia al frente a novecientos hombres, ya diezmados por la metralla. Sin embargo titubeó; y no faltó mucho para que se decidiera a retroceder con el fin de buscar otro punto de desembarco en el cual estuviese seguro de no encontrar resistencia alguna. Al acercarse las chalupas que transportaban los primeros contingentes de tropas, la pequeña guarnición peruano-boliviana, reparandose como le fue posible en la estacion del ferrocarril y en los restos de Pisagua, así como tambien con los grandes montones de carbón y de sacos de salitre existentes cerca de la playa (en espera de su exportación) sostuvo durante algunas horas contra los invasores un nutrido fuego de artilleria que les impedia a éstos desembarcar.

Rechazados dos veces consecutivas, los chilenos se vieron obligados a volver al costado de sus buques a dejar muertos y heridos y tomar refuerzos. Sin embargo ocurrió una circunstacia casual y fortuita, algunas de las bombas y granadas que la escuadra chilena lanzaba cayeron en los grandes montones de carbón y de salitre que se incendiaron de repente y a su vez arrasando cuanto estaba a su alrededor; los defensores de la plaza, finalmente arrollados por las llamas, se vieron obligados a retirarse,  y los chilenos, protegidos por el humo que los ocultaba a los ojos del enemigo, pudieron por fin abordar a tierra.

Comenzó entonces una lucha cuerpo a cuerpo por entre las rocas que dominaban Pisagua. Estrechados por enemigos cada ves mas numerosos y avezados y amterallados sin descanso por la escuadra que hacía fuego sobre sus cabezas, los escasos soldados de la alianza se batieron como leones durante cinco horas, sin contar las tres precedentes al desembarco, hasta las 3 de la tarde cuando, amenzados con quedar envueltos por las divisiones chilenas, tuvieron que batirse en retirada hacia San Fransico.

La defensa de Pisagua, sostenida por un puñado de hombres durante mas de ocho horas, contra todo un ejercito y una poderosa escuadra, fue más que un acto de valor, fue casi heroísmo. Sin embargo, esta misma guarnición que en la imposible defensa de Pisagua supo llegar hasta el heroísmo, no supo mas tarde impedir en su retirada, que cayeran en manos del enemigo los muchos elementod de vida y de fuerza que debia destruir. Las mayores contrariedades con las cuales debía luchar el ejercito chileno en el árido desierto de Tarapacá, eran la falta de agua y las dificultades de locomoción; y fueron precisamente estos dos grandes elementos de vida y guerra que la imprevisora guarnición aliada regalaba al enemigo, en el momento de retirarse de Pisagua.

El camino de Tarapacá quedaba expedito...

28 octubre 2007

La verdad sobre los mochica (II)

Después de una serie de investigaciones sobre la sociedad Mochica, salio a luz un texto. En "Los Mochica del Norte y del Sur", escrito por Luis Jaime Castillo y Christopher Donnan en 1994, se exponen las ideas que vendrían a cambiar la perspectiva del fascinante mundo mochica.

Castillo y Donnan afirman que los mochicólogos después de Larco se equivocan al intentar proyectar las evidencias aparecidas desde Chicama y Moche hacia el sur a todo el territorio Mochica. Gracias a sus excavaciones en Pacatnamú y San José de Moro, plantean una división del territorio Mochica en por lo menos dos grandes regiones políticamente independientes: Mochica Norte y Mochica Sur, separadas por la Pampa de Paiján, un desierto de más de 50km de extensión.


Donnan y Castillo afirman que si bien las escenas de combate no son indicativas de estado militar y expansivo, la difusión de cerámica y otros elementos sí lo son. Los Mochica invanden el sur desde Moche, pero quizá no sea una invasión militar. Aparecen centros Mochica en las partes bajas de los valles; en el valle de Nepeña, frontera sur del territorio Mochica, no se encuentra una fortaleza sino un gran centro ceremonial con murales polícromos.Ello nos habla de que antes que conquista militar, los factores ideológicos y religiosos son los más importantes para hablar de conquista Mochica. En el Territorio Mochica Norte no se han hallado aún centros ceremoniales (Templos) con Pintura Mural que represente sacrificios, pero sí se han hallado tumbas de élite vinculadas a los personajes sacrificadores (Sr. de Sipán).
La escasa presencia de cerámica moche en ciertos territorios indica que no existe un control geopolítico de todo el Territorio Mochica en esta época, indica tambien que no existe conquista del territorio por parte de alguno de los dos estados, no se cruzó Paiján, sólo hay evidencias que sugieren algún tipo de intercambio.

Los Estados Mochica Norte y Mochica Sur
compartieron religión y costumbres, lo que permite a los autores hablar de entidades políticas separadas, con un desarrollo temporal distinto y secuencia cerámica diferenciada, pero que mantienen un vínculo cultural común. Lo Mochica es una religión, pero dos entidades políticas separadas que mantienen vínculos comunes, este es un primer avance, falta mucho aún por descubriri y analizar.
El reconocimiento arqueológico de por lo menos dos grupos políticamente distintos pero con cultura y religión semejante es un nuevo hito en torno a los estudios Mochica. En la actualidad muchos proyectos arquelógicos Mochica están abocados a análisis más finos en cuanto a diferencias arquitectónicas, de patrones de asentamiento, costumbres funerarias, etc. que podrán dilucidar el carácter político y cultural de los distintos grupos Mochica.

23 octubre 2007

La verdad sobre los mochica

A mi en el colegio (y en la pre y en la universidad) me enseñaron que los Mochica (cultura del norte del Perú) eran una sociedad sacro-militar, adoraban a un dios Aia-Paec y conformaban un único sólido estado en la costa norte del Perú. Algunos años tardaría el destino en hacerme ver la verdad.

Mochica es visto como un estado centralizado, con una clase gobernante de sacerdotes guerreros y con una capital ubicada en las Huacas de Moche ademas de tener conquistas militares de otros valles, esto se desprende de basicamente dos investigadores: Max Uhle y Rafael Larco Hoyle. Larco establece una secuencia cerámica de 5 fases estilísticas para todos los valles que controló la cultura Mochica. Usó para ello la evolución de las botellas asa estribo. Pero Larco estaba más interesado en entender la Cultura Mochica, la mentalidad de la gente y la vida del hombre del pasado. Para él Mochica era una sola cultura, con un mismo sistema político, con un gobernante, un mismo idioma y una misma religion. Hasta entonces el dios principal era Aia Paec, eran gobernados por un Cie Quich y cada gobernante regional era llamado Alaec.
Esta vision del mundo mochica se mantendría durante el proyecto Viru (1949), a cargo de James Ford,  en el que se encuentra cerámica Mochica III y IV (seriación estilística), se afirma que en ese momento se dio una conquista militar por parte de los Moche en los valles sureños. Estas ideas fueron aceptadas por los arqueólogos que trabajaban en los mochica, su teoría se fundamentaba en iconografía de escenas de guerras, prisionerios y sus armas, encontradas en excavaciones y colecciones de museos.

Pero habia algo que no cuadraba bien, las escenas de combate Mochica son algo extrañas:
  • Casi nunca representan a los muertos en el campo de batalla.
  • Los combates son por lo general uno contra uno.
  • Los trajes y armamentos son muy parecidos entre guerreros de diferentes bandos.
  • Siempre se toman prisioneros a quienes se desarma, se les desnuda y se les ata a una soga.




Parece ser que los Mochica estaban representando combates rituales, que terminaban en sacrificios humanos llevados a cabo en la Huaca de la Luna y El Brujo. La guerra, si la hubo, no fue representada.

17 octubre 2007

Los amigos del Peru (I) : en 1879

Si bien en la Guerra del Pacifico los aliados lucharon solos contra la invasion chilena hubo varias personas que prestaron apoyo representando a sus paises (son conocidos los casos de voluntarios argentinos y uruguayos, además del apoyo de Venezuela) hubieron algunos más que la historia tradicional no recuerda y que acabarian por demostrar que la agresión a los aliados traspasaria barreras diplomáticas.

Corria el año 1879, la campaña maritima de la Guerra del Pacifico estaba en su apogeo y ya se habia consumado la perdida de la Independencia en el desastre de Punta Gruesa, además el Perú tenía problemas para reemplazar su obsoleto armamento. Los países europeos, con el pretexto de la neutralidad, no se lo vendían, y la crisis se iba acentuando en Lima. Por otro lado, el Congreso peruano negaba al ministro de hacienda nuevos tributos para sostener la guerra. Los países centroamericanos, que años antes habían recibido del Perú ayuda para su independencia, eran los únicos que la proveían de armas y "derecho de pase" por sus territorios.

Veintitrés años antes del inicio de la Guerra del Pacífico, en 1856, cuando William Walker y su ejército de mercenarios se alzaron en armas para apoderarse de Centroamérica, el mariscal Ramón Castilla, que en ese momento ejercía la Presidencia de la República, movilizó los recursos del Perú para ayudar a Costa Rica. La ayuda consistiría en la más poderosa escuadra de América del Sur, un ejército poderoso y combativo e ingentes recursos económicos. Finalmente, Walker fue derrotado y los patriotas costarricenses jamás olvidaron la desinteresada ayuda del Perú.

El 27 de julio de 1879, Costa Rica y Perú suscribieron un protocolo, para liquidar la deuda de 100,000 pesos que debía por la ayuda prestada. A pesar que la deuda era real, no es que Perú la cobrara, se trataba de una fórmula diseñada para que Costa Rica “liquidara” la deuda con entrega de armas. El documento decía entre otras cosas: “el gobierno de Costa Rica, que jamás olvidará aquel oportuno servicio, sobre el cual más bien ha guardado silencio el Gobierno del Perú, hoy que esa república se halla comprometida en guerra con la de Chile, a más de la expresión de sus sentimientos fraternales, con motivo de este acontecimiento desea reintegrar al Perú la precitada suma”. El gobierno de Costa Rica, presidido por el general Tomás Guardia había empezado a cancelar la deuda con 5,500 fusiles Rémington modelo español, bayonetas triangulares y 1.159.000 cartuchos. Parte de este armamento se recogió de Punta Arenas, puerto costarricense en el Pacífico. El resto se envió a Panamá. Otros países centroamericanos ayudados por Castilla, retribuían consiguiendo armas para el Perú. Honduras prometió 1,000 nuevos rifles Rémington. Guatemala ofreció sus puertos y su territorio para recibir y despachar las armas al Perú. Nicaragua se prestó para adquirir armamento en Europa y luego transferirlos al gobierno de Lima. El general Guardia, instruyó a sus agentes diplomáticos para que prestaran su colaboración al Perú como si fuera para la propia Costa Rica.
La norteamericana Casa Grace, amiga del Perú, hace lo posible para pasar armamento del este norteamericano al Pacífico por el itsmo de Panamá, que a pesar de ser zona franca al comercio, los agentes chilenos se empeñan en hacer embargar y organizan partidas corsarias para apoderarse del armamento o destruirlo. Las autoridades panameñas, se inclinaron finalmente a favor del Perú impidiendo las acciones corsarias de Chile y dejando pasar el armamento; Ecuador prestó el puerto de Mantas para que los buques peruanos hicieran escala y se reabastecieran de carbón.

Chile a pesar de la anunciada neutralidad de países como Inglaterra, el Imperio Alemán y la misma Francia, que no querían vender al Perú armamento, arguyendo neutralidad, tenía acceso libre a la compra de las armas que necesitaba el Perú. El gobierno chileno fletó vapores en Liverpool, Amberes, Hamburgo y usó los servicios de la alemana Cosmos Linie, que hacía la carrera entre Europa y Sudamérica. Chile agotó las existencias de rifles Comblain de la Fabrique Nationale d´armees de guerre de Belgique. La Legación de Chile compró 22.000 rifles Grass, arma reglamentaria del ejército francés, con la sola modificación del calibre para uniformizarlos con los Comblain; en París compró 10.000 rifles Beaumont. Mientras Perú fracasaba en la compra del vetusto “Gloire”, porque el gobierno de París “se considera neutral”.
Hasta que no cayó en poder del Perú el transporte “Rímac” y sobre todo el cofre con “Órdenes y comunicaciones militares secretas”, en Perú no se conocía la magnitud de la agresión. Las siguientes acciones a tomar determinaron el viaje de la Union al Estrecho de Magallanes.

16 octubre 2007

Peru en la Guerra de las Malvinas

Ciento cuarenta y nueve años de dominio colonial estaban por afrontar su más dura prueba; tras semanas de preparacion, la Armada Argentina ocupó las islas Malvinas, que consideraba suyas por derecho y que además colocaría a las republicas americanas en una prueba de fuego.

1833, aprovechando las crisis post-independistas en Latinoamerica, Inglaterra da un golpe de fuerza y ocupa las Islas Malvinas, de propiedad argentina y desde entonces hace oidos sordos a cualquier reclamo de recuperación de éstas.
1982, Argentina se cansa de reclamar "por las buenas", invade militarmente el archipielago e invoca la aplicación del TIAR al ser atacada por Inglaterra.

E.E.U.U. fue el primer estado en darle la espalda a Argentina en su propósito de recuperar las islas, debido mas que todo era que en esa época (Guerra Fría) le era mucho más importante contar con la amistad inglesa y además, en este caso, era la Argentina la nación agresora. Por el contrario el Perú, gobernado por Fernando Belaúnde, decidio apoyarla en su designio de recuperar sus islas, inmediatamente rotas las hostilidades la embajada peruana en Londres acogió a los diplomaticos argentinos y representó sus intereses (al igual que la embajada norteamericana en Buenos Aires, que acogio a los diplomaticos ingleses).

Diversas negociaciones, incentivadas por el Perú, se ofrecieron para lograr una paz que permitiera un mejor manejo de ese asunto colonial, incluso se estuvo cerca de llegar al alto al fuego, como lo expresa el entonces canciller peruano Arias Stella: "Después de intensas negociaciones junto con Estados Unidos, el presidente Belaúnde habló con Galtieri, su par argentino, quien aceptó el documento por el que se ponía fin al conflicto. Cuando todo indicaba que las negociaciones darían resultados y en Torre Tagle nos preparábamos para un anuncio oficial, el presidente Belaunde me informó que el crucero argentino General Belgrano acababa de ser hundido. No había nada que hacer y Belaunde le expresó su solidaridad a Galtieri". Efectivamente, sobre el mediodía del 2 de mayo, y pese a que había una propuesta de paz del Perú a mano sobre la mesa, el gobierno de Margaret Thatcher autorizó el hundimiento del ARA General Belgrano con sus 1.093 tripulantes, conscriptos de las Islas Malvinas de regreso a la Argentina y que navegaba fuera del área de exclusión decretada unilateralmente por el Reino Unido. 323 marinos argentinos perdieron la vida.

Asimismo Chile, viendosé amenazado en caso de que Argentina resulte vencedora, colaboró también con Inglaterra proporcionando información aeronaútica vital para sus intereses, Chile apoyó secretamente a los ingleses e hizo todo lo posible para que Argentina perdiera la guerra. Aviones británicos con insignias chilenas sobrevolaban la Patagonia chilena y usaban bases chilenas como centros de operaciones. Además un gran número de soldados chilenos se trasladaron al sur de Chile, alarmando a Argentina y provocando que tropas argentinas se trasladaran a esa zona.

Con la frase "El Perú está listo para apoyar a la Argentina con todos los recursos que necesite", el presidente Belaúnde declaró su apoyo a ese país. Esto incluía aviones y pilotos de la Fuerza Aérea, barcos de la Marina de Guerra y médicos de la Policía Nacional del Perú. Además Perú movilizó su flota naval al sur, frontera que comparte con Chile, con el propósito de neutralizar el movimiento militar chileno en la Patagonia. Las fuerzas armadas peruanas estaban listas para entrar en acción apoyando a Argentina si Chile tomaba parte del conflicto. Esto pudo llegar a ocurrir de haberse concretado la operacion Mikado, la cual consistia fundamentalmente en destruir en tierra a los aviones argentinos y a sus peligrosisimos Exocet (muchos de los cuales habian sido enviados a Argentina via Perú), Reagan (presidente de USA) había advertido a Thatcher que una operación así en territorio continental argentino podía involucrar en la guerra a otros países del TIAR, como Perú y Venezuela, pero evidentemente el gobierno británico optó por ignorar esta consideración y las objeciones de sus propias unidades de comandos, finalmente la operacion Mikado terminó abortandose al ser detectados por radares argentinos y tuvieron q tomar tierra en Chile, hecho que demostró definitivamente la cooperacion anglo-chilena.

Perú fue uno de los pocos aliados de Argentina que lo apoyó abiertamente durante el conflicto. Lamentablemente posteriores dirigentes de la república Argentina se olvidarían de honrar esa deuda y se preocuparían de vender y entregar armas a Ecuador, en momentos en los cuales el Perú se dedicaba a defender su Amazonía de la amenaza del vecino del norte.