28 julio 2008

28 de Julio, Dia de la Independencia del Perú

La independencia, hoy recordada, no fue fruto de una revolución, tampoco de grandes hechos militares sino fue fruto de las circunstancias. La historia es ya conocida; las circunstancias, no tanto; las otras historias, mucho menos.

Aún cuando, en 1783, el Perú pertenecía a la Corona Española ya se vislumbraba un camino, una salida. La independencia era necesaria. El hundimiento político y económico de España arrastraba a sus colonias y es así que surge la primera idea de una separación, algo similar a la actual Commonwealth británica, de la mano del Conde de Aranda, embajador de España en París. Dándose cuenta, él, de que no se podría contener la marcha de las colonias españolas, mucho más importantes económicamente que la misma metrópoli, hacia la independencia, presentó al rey Carlos III, una memoria en la que proponía transformar el imperio colonial de España en una federación de estados autónomos: las colonias se convertirían en tres reinos, México, Perú y Tierra Firme, confiados a otros tantos infantes españoles que reconocerían al rey de España como su emperador; estos reinos, unidos a la metrópoli por una alianza defensiva y ofensiva, establecerían con ella una unión comercial sobre la base de la más absoluta reciprocidad, y la Corona Española no conservaría más colonias que Cuba, Puerto Rico y algunos territorios insulares más.

Este vasto proyecto, que tendía a sustituir el imperio de España por unos reinos españoles unidos, no fue aceptado por el rey. Las riquezas que llegaba de aquellas Indias aún era una tentación para el rey y Carlos III, no resignándose a perderlas procedió a la inversa de lo recomendado por su embajador, se dispuso a defender las colonias contra las tentativas de revolución que germinaban en EE.UU. y en la agitada Francia creando allí milicias. Tiempo mas tarde, estas milicias producirían efectos contrarios y proporcionarían a las colonias, los medios necesarios para la rebelión que el contagio de las ideas de independencia habrían de producir.

Y así efectivamente las circunstancias favorecieron la independencia. Las ideas de las revoluciones francesa y norteamericana llegaban rápido. Pero aún se mantenía la lealtad al rey. Pero en Europa las lealtades cambian rápido de bando. Un joven general francés patea el tablero dinástico de Europa. Al mismo tiempo, ya transformado en emperador, da el puntillazo final al imperio colonial americano. Su ocupación de España, su lucha con Inglaterra y su deseo de supremacía en el continente son la ideal circunstancia favorable a las colonias sudamericanas. Apartada de Europa, Inglaterra aprovecharía el momento para sacar provecho, destruir el monopolio comercial español y apoderarse de las colonias. No apoderarse política o territorialmente. No. No tenía fuerza para ello. Las liberó para posteriormente apoderarse de su economía. Y así financió expediciones, compró voluntades y ambiciones, de sus tierras y dominios salieron los grandes hombres e ideólogos que habrían de llevar la bandera de la revolución, la libertad y la independencia a tierras de Sudamérica.

Pero la independencia fue un suceso no tan "sentido" por la élite peruana en tiempos en que el resto de colonias sudamericanas hervían en revueltas. Para España, México y el Perú eran fuertes bastiones realistas, dentro de los cuales la élite gobernante y los campesinos se sentían súbditos del rey. Así, el virreinato mexicano se mantendría apartado de las ideas de independencia hasta que vista la situación de la metrópoli decidiera una independencia negociada, beneficiosa para la élite dirigente criolla. 

Asimismo, el Perú, centro del poder colonial en Sudamérica, aplastó uno tras otro a los ejércitos patriotas que venían a liberarlo, los grandes próceres de la independencia tuvieron que huir muchas veces, exiliarse y volver para seguir intentando. Sólo luego de la revolución de Riego, que mando al infierno la ayuda española, y conocido ya que la metrópli no enviaría refuerzos es que las clases dirigentes se emancipan y buscan una independencia no negociada, como en México, sino violenta, el poder español en Perú es demasiado peligroso para el resto de colonias. Y es el motivo por el cual los ejércitos de San Martín, primero y Bolívar, después, convergen en el Perú.

Proclamada la independencia un 28 de Julio de 1821, el Perú pasaría a ser independiente. Ese "Perú" comprendía la costa norte y los alrededores de Lima, sin olvidarnos de algunas ciudades del interior. El ejercito del virrey La Serna aún permanecía activo y ahí donde acampaba, independencia era una mala palabra. La sierra estaban también bajo el poder de la audiencia de Cuzco y en el Altiplano un español rebelde, Olañeta, dirigía el último ejercito leal a Fernando VII en las Indias, a vez que impedía que la independizada Buenos Aires pusiera sus manos ahí.

Por eso la independencia entre 1821 y 1824 fue restringida, el Perú era independiente eso si, pero no era libre. La libertad llegaría tras la, hoy discutida, capitulación de Ayacucho. Perdón, aún quedaba el virrey. Con La Serna en manos patriotas, la audiencia del Cuzco (única audiencia sobreviviente) nombraría a Don Pío Tristán como cuadragésimo primer virrey del Perú. Poco tiempo después el territorio de la audiencia caía en manos de Sucre y el recién impuesto virrey renunciaría a su cargo. Pero quedaba Olañeta. Enemigo a muerte de los españoles liberales derrotados en Ayacucho y peligroso oponente de los patriotas, este hombre fue la última carta del poder colonial español en Sudamérica. Su presencia fue una preocupación constante para las recién creadas repúblicas. Felizmente para ellos, el conde de los Andes, virrey póstumo del Rio de la Plata, cuadragésimo segundo y último virrey del Perú (autoproclamado), último paladín absolutista en América, sería asesinado por sus enemigos liberales. Ahí recién se podría decir "El Perú es desde hoy, un país libre e independiente...".

26 julio 2008

Firme y feliz por la Unión

Ante la inminencia de las fiestas patrias aquí en Perú (el día de la independencia es celebrado el 28 de julio) empezaré calentando el ambiente para tan mentado suceso. Tenia proyectado publicar esta entrada después de fiestas pero no resistí al impulso, además las últimas entradas poco han tenido que ver con esto así que vayamos preparando el terreno.

"Firme y feliz por la Unión". Este es el lema oficial del Perú (en Chile por ejemplo es “Por la razón o por la fuerza” -personalmente no me gusta mucho ese lema-; en Argentina “En unión y libertad”; en Brasil “Orden y progreso”; en EE.UU. “In God we trust” –“En Dios confiamos”– y “E pluribus unum" –“De muchos, uno”–, etc.). No es muy utilizada públicamente y por eso el común de la gente no se siente identificada ahora con ella.

Aparece por primera vez en la moneda de oro de 8 escudos en 1826 y en la de plata en la de 8 reales en 1825. Salió en todas las monedas de un sol de Plata, desde la primera acuñada en 1863. El Congreso Constituyente establece el diseño del tipo de las monedas de oro y plata mediante resolución legislativa del 25 de febrero de 1825". CDIP, tomo X, p. 26.

En el reverso (de la moneda) se representará a una doncella de pie, con un asta en la mano derecha que sostenga el gorro de la libertad, y en la izquierda un broquel apoyado sobre el terreno, que lleve la palabra Libertad; en la circunferencia se pondrá el mote "Firme y feliz por la unión".



Lamentablemente hace mucho tiempo ya esto dejo de hacerse. La tradición fue rota y las actuales monedas solo llevan un frío: "Banco Central de reserva del Perú", junto con el año de acuñación de la moneda. Ni en los billetes aparece (al contrario que en EE.UU.).

Ahora, ¿Porque ese lema?. En primer lugar, y mas importante, es que al margen del virreinato, las antiguas provincias del Perú apenas tenían nexo histórico entre si. Bolivia, que tenia más nexos históricos que la costa, se declaró república independiente. Y al consumarse la independencia y establecerse definitivamente el Estado Peruano pues se decidió que ese lema sería lo más adecuado: "Firme y Feliz por la Unión". La Unión con los departamentos del Norte, precursores de la libertad (se declararon independientes antes de declararse la independencia oficial). La Unión con los departamentos amazónicos, algo abandonados, pero importantes. La Unión con la Sierra andina, que abarca desde Cajamarca hasta Puno, pasando por su centro neurológico: Cuzco, capital del antiguo imperio de los Incas. La Unión con los departamentos alejados del sur, de Arequipa a Tarapacá, uniendo desiertos que contaban con riquezas aún desconocidas. Y finalmente la Unión con la aristócrata Lima, capital del derrotado Virreinato y capital de la naciente república.

El lema cayó temporalmente en el olvido durante la época de la Confederación Peruano Boliviana, en la que el Perú fue dividido en dos estados (hasta cierto punto antagónicos, ya que el Norte unido era contrario a los intereses del Sur comprometido con Bolivia) y sólo tras la debacle de ella, derrotada definitiva de los federalistas o confederalistas, es que la verdadera Unión pudo conformarse. Y no lo hizo en dos estado antagónicos sino, volviendo al statu quo ante, en un solo gran país unido.

Lamentablemente conforme pasa el tiempo y la historia se desarrolla uno se va dando cuenta que el lema se quedó en el papel. Y que a veces el egoísmo y la envidia de algunos unido a la falta de comprensión de otros hacen que en lugar de estar firmes y felices por nuestra unión no hagamos mas que renegar de ella, ponerle trabas y echarle la culpa al otro. El sentido original de la frase se perdió y ahora solo queda rescatarla, demostrando que antes que nosotros esta nuestra unión.

23 julio 2008

La división de la Historia

Tradicionalmente se tiende a dividir la Historia en 4 grandes etapas:
  1. Edad Antigua
  2. Edad Media
  3. Edad Moderna
  4. Edad Contemporánea
Evidentemente esta división se aplica mayormente al viejo mundo, el nuevo mundo tiene una categorización especial, pero dado que finalmente fueron las potencias europeas las que se lanzaron y conquistaron al resto del mundo durante gran parte del tiempo es su categorización la que cuenta. Así, y al margen de la discusión sobre en que edad estamos en este momento, lo importante son los cambios que llevan a la transición entre edades. Tradicionalmente la Historia empieza con la invención de la escritura. Ese hecho es el que produce el inicio de la Historia propiamente dicha. ¿Pero acaso un solo suceso es el que lleva al cambio total?. Personalmente creo que no. Creo mas en un suceso o hecho que ratifica el cambio. Así que, para mí, cada cambio entre las edades de la Historia es ratificado por un suceso. Veamos cuales son ellos, para mí.

De la Prehistoria a la Historia: El cambio que inicia la Historia es la invención de la escritura, pero junto con ésta hay algo más importante y es la aparición de las grandes sociedades egipcia, sumeria e hindú. No solo su aparición sino su posterior desarrollo es lo que nos inicia en la Historia.

De la Edad Antigua a la Edad Media: La caída del Imperio Romano de Occidente es el suceso bisagra. Pero no cayó de la noche a la mañana. Fue un proceso largo que termino con el último emperador derrocado. En este caso el suceso que ratifica el cambio se da un poco antes. Mas que ratificar el cambio, lo anuncia. La debacle romana ante los bárbaros y su cada ves mas evidente deterioro militar aceleraron la caída y sumirían a Europa en años de oscuridad.

De la Edad Media a la Edad Moderna: La caída de Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente, marca el fin de la Edad Media. Siglos de debacle conducen a la caída de la milenaria capital. Y con su caída y el establecimiento del poderío turco en Europa traería inmediatas e importantes consecuencias. La mas importante de ellas, finalmente es la que ratifica el cambio de era: El descubrimiento de América.

De la Edad Moderna a la Edad Contemporánea: La Revolución Francesa. Sin embargo en este caso hay un hecho que anticipa el cambio de edad y otro que ratifica el cambio. La independencia de EE.UU., primera vez que una colonia de alguna potencia de primer orden europeo se independiza de su metrópoli y elige como forma de gobierno algo insospechado para ese entonces, una república. Pero el hecho al que me refiero tiene lugar tiempo después, ya ocurrida la Revolución Francesa, ésta aún no estaba consolidada, las potencias extranjeras, en especial Austria y Prusia, presionan en el exterior por la restitución de la monarquía. entonces invaden Francia, victoria tras victoria se va acercando la restitución del rey. Probablemente una victoria habría devuelto el antiguo régimen o lanzado al país a una monarquía constitucional. Pero no la Historia no es así. Eso no paso. Los prusianos eran el mejor ejercito del mundo, eran los soldados de Federico El Grande. Y la Convención los detuvo. El 20 de setiembre de 1792 los prusianos eran contenidos en Valmy, la invasión era frenada y la suerte del rey, de la monarquía y de la revolución estaba sellada. Los voluntarios burgueses y los guardias nacionales llamados a las armas, poniendo en jaque al mejor ejército de Europa impusieron de súbito al resto de potencias un temor respetuoso hacia la Revolución. Ni las victorias del imperio napoleónico tendrían tanta importancia como ésta. Goethe, que asistía al encuentro de Valmy, considerará esta victoria como el comienzo de una nueva era de la Historia.

La pregunta queda entonces planteada, ¿cuál es el suceso bisagra que nos aleja de la Edad Contemporánea? y ¿cuál es el suceso que ratifica el cambio?


Actualizacion: hice caso a sus pedidos y comentarios y se he terminado un pendiente. Ojala este nuevo articulo ayude a comprender mejor la división de la historia: Division de la Historia del Peru y El Mundo. 

22 julio 2008

Napoleon y España: Cuando no se aprende la lección

He estado revisando últimamente mis libros sobre Napoleón y he encontrado un detalle curioso que no se porque antes no había notado. Es bastante curioso que un genio de la talla de Napoleón no haya recordado su propias palabras y haber cometido el mismo error que el descubrió. Al mejor cazador se le escapa la presa, dicen.



1807. Un rígido bloqueo continental impulsado por la Francia bonapartista se ha levantado contra Inglaterra. Portugal, agazapado detrás de la península ibérica, se rebela y manifiesta su intención de seguir colaborando con Inglaterra. Inmediatamente Napoleón destrona a la reinante casa de Braganza y envía a Lisboa a Junot, su asistente personal, que ingresa a la ciudad en el mismo instante en que los Braganza huyen al Brasil.

España esta presa de intrigas dinásticas. Fernando VII depone a su padre y Napoleón piensa que los españoles, ante semejante embrollo, aceptarán de buena gana un rey elegido por él. Finalmente su hermano José es el elegido, mientras el rey y su depuesto padre son atraídos a Bayona y hechos prisioneros.

Fue una mala jugada y un grave error. Esta vez Napoleón se equivoca por completo. Él, que tantas cosas sabe, lo ignora todo sobre España. Cree que los españoles se alegrarán de verse librados de un soberano ridículo, de unos frailes lunáticos y de una nobleza codiciosa. Pero se encuentra con un pueblo religioso y por supuesto patriota, que no teme morir ni matar, y para el que el honor lo es todo. José, abandonado a sus propias fuerzas, está a punto de sucumbir: "Hacen falta muchos medios para someter a España... este país y este pueblo no se parecen a ningún otro. No hay un solo español para defender mi causa." José no mentía. España lo rechaza como un cuerpo extraño. Los sacerdotes y los patriotas organizan guerrillas, extrañas para los Bonaparte. La guerra es encarnizada. De pronto, en 1808, ocurre el desastre: el general Dupont, con veinte mil soldados, capitula frente a los guerrilleros (en realidad, frente al reorganizado ejercito hispano) en Bailén.

La furia de Napoleón es inmensa, casi igual cuando se enteró del desastre de Trafalgar. Para arreglar la situación decide cubrirse las espaldas, conferenciar con el zar Alejandro I y preparar una invasión a España. Movimiento de suma urgencia ya que los ingleses ya desembracan en la península ibérica siguiendo un plan establecido. Pero el emperador aún tiene su buena estrella. A fines de 1808 se dirige a España con ciento ochenta mil hombres, entre reclutas y veteranos. Los patriotas españoles no tienen nada que hacer. Napleón entra en Madrid, repone a su hermano, suprime la Inquisición, los derechos feudales, cierra conventos y piensa que con esas medidas se ganó el cariño de las masas. Lo que funcionó en Francia no habría de funcionar en España. Una vez mas demuestra desconocer ese país indomable y la unanimidad exultante de su carácter rebelde. Sus generales Soult y Jannes se ven envueltos en una guerra atroz, con emboscadas en las sierras y revueltas callejeras en las ciudades.

La ocupación no duraría mucho más. Rusia era mas importante que España. Y la derrota en ambos lugares empezaría a derrumbar aquella gran Europa Imperial que Napoleón había construido como un castillo de naipes. El error en Rusia fue la confianza en una victoria decisiva y rápida. En subestimar al general Invierno. Pero, ¿Cuál fue el error en España?. Napoleón ya lo sabía. Él lo había vivido años antes.

1794. Guerra en los Pirineos. Su origen está en la ejecución de Luis XVI. En 1792 las tropas francesas habían derrotado, contra todo pronóstico, a los prusianos en Valmy y a los austríacos en Jemappes. Los revolucionarios se sintieron entonces lo bastante fuertes como para condenar a muerte al Rey, esto provocó la formación de una coalición antifrancesa: a Austria y Prusia se les unieron Gran Bretaña, Holanda, Piamonte y Nápoles. España no se sumó a la Coalición porque Godoy prefería esperar a que los coligados debilitaran a Francia para entrar en el conflicto. Pero la Convención no le dio esa oportunidad, el 7 de marzo de 1793 declaró la guerra a España con la excusa de un supuesto tratado secreto hispano-británico. Lo cierto es que Francia no necesitaba excusas, se sentía llamada a extender la Revolución por toda Europa y crear un mundo nuevo. Además un golpe de mano en España era un golpe de muerte para los Borbones y para todo aquél monárquico que esperaba su restauración.

Simplificando, las tropas españolas tomarían la iniciativa, invadirían una Francia acosada por las potencias extranjeras. Los hispanos penetrarían por los Pirineos y buscarían unirse a sus compatriotas y a los ingleses que habían desembarcado en Tolón. Pero la Francia revolucionaria era muy fuerte, al son de la Marsellesa se sucedían las victorias francesas en todos los frentes: habían derrotado a ingleses y holandeses en Hondschoote, a los austriacos en Watignies, a los prusianos en Geisberg, habían reconquistado Tolón, donde se lució Napoleón, forzando la evacuación de las tropas desembarcadas, y habían sometido las rebeliones monárquicas de Lyon y la Vendeé.

De la mano del general Dugommier, el vencedor de Tolón, los victoriosos ejércitos revolucionarios literalmente arrollaron a la invasión española. Tanto así que no pasó mucho tiempo para que cruzaran la frontera y pusieron pie en España. Pero se encuentran en Cataluña con el mismo problema que en Navarra y los Pririneos, una feroz actividad guerrillera. Aunque el ejército regular español está casi desintegrado en Cataluña, cincuenta y cinco poblaciones catalanas levantan en armas 18.000 campesinos y se dedican a hostigar sin descanso al invasor. La Guerra de los Pirineos fue un ensayo de lo que iba a ser la Guerra de la Independencia, fue el aprendizaje de la auto-organización, de la resistencia local y de la lucha de guerrillas.

Una guerra de ocupación en España es inviable porque provocaría un levantamiento popular”.

Eso escribió un general francés en 1794, en lo más duro de la Guerra de los Pirineos, cuando los franceses habían ocupado parte de Cataluña y del País Vasco pero se enfrentaban allí a la resistencia feroz de las guerrillas españolas. Quien lo escribió era el general más joven del Ejército Francés, tenía sólo 25 años y se llamaba Napoleón Bonaparte. Quince años después lo había olvidado e hizo realidad su propia profecía.

Fuentes: El Gran Capitán, La Guerra de los Pirineos. André Maurois, Napoleón.

09 julio 2008

El gran sueño del imperio universal de Amenofis IV

Después de un tiempo escribiendo sobre hechos contemporáneos o muy cercanos en la linea del tiempo es momento de escribir un poco sobre Historia Antigua y en especial sobre un momento muy importante y raro para su época: Un soberbio imperio, el más grande y poderoso de su época, sumergido en una revolución social y espiritual sin precedentes: el monoteísmo.

Egipto s.XVIII A.C.. La invasión de los pueblos arios, especialmente los hicsos, termina con el esplendor del Imperio Antiguo. No obstante terminarían siendo absorbidos por el país que ocuparían y posteriormente expulsados por Amosis I casi dos siglos después.

Bajo los reinados de Amenofis I, Tutmosis I, Tutmosis II, Tutmosis III (especialmente), y sus sucesores, el poder real en Egipto se hace mas fuerte, crece el poder monárquico, ayudado por el soberbio imperio que ahora poseen (desde el sur de Nubia, al norte de Siria) los faraones se empeñan en una política de soberanía universal. Pero esta teoría no se basa en un acrecentamiento territorial sino en una hegemonía económica. Una ves ocupada Siria, detienen las conquistas consolidando su política de paz.

La política de Egipto, llegada al apogeo de su poder, consiste en adelante en asegurar la paz y el statu quo. Dispone del Ejército más fuerte y la economía más próspera y dueña de un admirable imperio que le aseguraba el dominio de las rutas de comercio de la época, y apoyada por un sistema interior sabiamente constituido, la monarquía egipcia iba a conocer un período de indiscutida hegemonía.

El poder monárquico, así constituido, evoluciona rápidamente: primero en una monarquía absoluta y finalmente en un imperio universal.

La gran reforma de Amenofis IV

Llevando hasta sus últimas consecuencias la concepción imperial, el faraón Amenofis IV va a establecer ahora la monarquía universal sobre un culto igualmente universal.

Amenofis IV

Mascarilla de yeso de Amenofis IV, de El Amarna
Museo del Estado, Berlín.

Hombre profundamente místico, sumergido en ideas humanísticas referidas a la igualdad de los hombres ante Dios, se desprende por completo de su nación. Él mismo, egipcio por sus antepasados paternos, ario por su madre y semita por su abuela, representa en sí mismo las razas de su Imperio. Concibe el mundo como una entidad sometida a un solo dios, el cual ha creado las razas y las naciones y que no ve mayores diferencias entre los hombres. Entonces, liberándose de las ataduras de los sacerdotes egipcios, proclama el monoteísmo absoluto. Y, así, llevó a cabo la revolución religiosa más trascendental que jamás intentó algún soberano: reemplazó los cultos de todos los dioses anteriores por el de un único dios, Atón, creador del mundo, que él, el faraón, representa ante los hombres. Pero Atón no es un dios nuevo, no, es el dios supremo, representado por el Sol, envía a los hombres sus rayos de vida y justicia, queda liberado de todo misticismo y convertido en un espíritu puro. El culto al Sol deja de ser entonces el de antaño y se transforma en un simple acto de fe, esperanza y amor.

Dios es bueno, entonces la vida creada por él también es buena. En la tierra esta representado por la pareja; el amor es su símbolo y el camino que a él conduce. No es el temor, sino el amor, lo que debe inspirar y guiar a los hombres.

Y como Dios ama a todos los hombres con igual amor, entonces no pueden existir diferencias entre ellos. El palacio y la administración se hacen abiertos a todos los hombres de toda condición social y a los extranjeros. Sólo el mérito personal, el amor divino y la lealtad al faraón son normas de conducta.

Para que reine entre los hombres el amor que Dios les enseña, el faraón Amenofis IV quiere asegurar la paz. A toda costa hay que mantenerla a pesar de las amenazas que recibe el Imperio. Mitania (el último reino de los hicsos), Hatia y Asiria presionan en el exterior. Pero él cuenta con Atón, y no con las armas, para inspirar a su gente y al mundo entero su tutela absoluta. Rompe con la tradición y no busca la gloria en la grandeza, sino en la felicidad que entregará a sus pueblos, mostrándoles el camino de la justicia y de la verdad.

Esta nueva tendencia repercute en todas partes; en lo social, con la construcción de ciudades modelo y con una rápida elevación del nivel de vida de la gente de pueblo; en lo sexual, con la sencillez en la intimidad, la aspiración a la comodidad y la libertad de relaciones entre ambos sexos; en el arte, por un realismo que quiere expresar la verdad de la vida, una vida dominada únicamente por los valores morales.

La bella y suntuosa capital de El Amarna, centro de la vida diplomática y social, donde venían a acumularse las riquezas del Imperio, y en la cual el refinamiento de las costumbres se juntaba con una sencillez llena de encanto y buen gusto, fue la expresión material de aquél apogeo luminoso, aunque desgraciadamente efímero, de la civilización egipcia.

Fin del sueño

Efímero porque, mientras Amenofis IV soñaba con erigir un Estado y una religión universales, el Imperio egipcio se veía arrastrado a una crisis exterior gravísima debido al advenimiento de Hatia como potencia militar y diplomática. A partir de ahora no sería el faraón egipcio, sino el "gran hitita" el que domine la escena diplomática de la región. No tardó mucho en enfrentarse al reino de Mitania y destruirlo antes de que Egipto hubiese podido auxiliarla. Victorioso, el reino hitita se había asentado en el norte de Siria consiguiendo una salida al mar y se hacia peligroso vecino fronterizo del Imperio Egipcio.

El prestigio internacional egipcio había quedado profundamente dañado, pero Amenofis IV quiso salvar, a toda costa, la paz. Por medio de la diplomacia trató de aislar a Hatia sin romper con ella, pero sólo consiguió aislarse él mismo. Mientras tanto Hatia, aliada con Asiria, daba cuenta de lo que restaba del maltrecho reino de Mitania, repartido posteriormente en dos protectorados, uno hitita y otro asirio. Así, ya sin aliados, el prestigio de Egipto se descomponía y las provincias, viéndose amenazadas, se separaban en el momento mismo en que Amenofis IV montaba un plan de imperio universal sobre la idea de la colaboración y la paz. Hacia el fin de su reinado tuvo que decidirse a la acción, las huestes egipcias acababan de intervenir en Siria cuando el faraón murió.

Y con él murió su sueño y lo último del brillante apogeo egipcio. Una violenta reacción del clero restaura el culto tradicional a Amón y una dinastía militar se apodera del trono egipcio. En tanto, Egipto y Hatia se desangraban en guerras indecisas, mientras Asiria, ya convertida en un gran imperio militar, contemporizaba y observaba a sus dos enemigos destruirse.

Finalmente, a partir del s. XIII A.C., y tras resistir las invasiones de los Pueblos del Mar, Asiria se lanzaría sobre los despojos de las dos potencias de antaño, ahora muy debilitadas debido a las referidas invasiones, consiguiendo pronto una victoria sobre Hatia. Desde entonces, ya fue imposible mantener a raya la hegemonía asiria. El medio oriente entero pasó a estar bajo influencia de Asur y Babilonia, con tal de conservar su libertad de comercio, aceptó el señorío asirio. Una nueva potencia regiría el mundo desde entonces. Una potencia que alcanzaría su máxima expansión y apogeo tras la conquista de Egipto en 671 A.C..

En el pasado, muy atrás, ya quedaba el recuerdo de aquel Egipto que soñó Amenofis IV, llamado Akhenatón, aquel imperio universal basado en el amor, la justicia y la paz.

Fuente: Jacques Pirenne, Historia Universal, Tomo I.

08 julio 2008

¿Un Portaaviones para el Perú? El Crucero Aguirre

A pesar de haber sido una de las pioneras en Sudamérica, la Aviación Naval peruana, creada originalmente en 1919, en su primera época, tuvo un corto pero fructífero periodo de vida antes de fusionarse con la aviación del ejercito para formar el Cuerpo Aéreo del Perú y luego lo que es la actual Fuerza Aérea del Perú.

Hasta su nueva conformación como componente de las fuerzas navales en 1963, la única oportunidad en la que se emplearon medios aeronavales embarcados a bordo de una unidad de combate, fue durante el Conflicto con Colombia. Esto ocurrió en abril de 1933, cuando se embarcó a bordo del crucero Almirante Grau, un hidroavión Vought UO-5 piloteado por el Teniente Primero José San Martín, para ser utilizado como aeronave de exploración.

Luego de 1963, el Servicio de Aviación Naval tuvo un modesto desarrollo inicial, hasta que a mediados de los '70 iniciaría su verdadero despegue. Durante este tiempo, la primera ocasión de la que se tiene noticia en torno a la posibilidad de adquirir portaaviones data de 1968, en momentos en que la Armada Argentina -que poseía el portaaviones Independencia (ex HMS Warrior)- adquirió un segundo buque del mismo tipo, el Karel Doorman holandés, luego rebautizado 25 de Mayo. El ofrecimiento del Independencia al Perú fue efectuado en setiembre de 1968 por el entonces Jefe del Estado Mayor General de la Armada Argentina, vicealmirante Pedro Gnavi al contralmirante Manuel Fernadez Castro de la Armada Peruana. En posteriores conversaciones a cargo del Agregado Naval del Perú en Argentina, capitán de navío Meliton Carvajal, se supo el interés de ofrecerlo al Perú de manera exclusiva.

Esta interesante oferta fue tratada en el Consejo Superior de Marina en la sesión correspondiente al mes de setiembre de ese año, y fue desestimada principalmente por que en aquel momento, la concepción estratégica de la conformación de las fuerzas navales peruanas no consideraba una nave de ese tipo, así como por las limitaciones que tenía para operar con aviones modernos, y la antigüedad de sus equipos, cuyo cambio y modernización demandarían una inversión elevada para la que la marina no estaba preparada.

Nuevo reto: El HMS Bulwark

En 1976, la revista Navy International en su edición correspondiente al mes de julio, presentó un amplio reporte acerca de las armadas sudamericanas. Lo interesante de ese articulo, resultaba ser la noticia que el Perú se hallaba efectuando conversaciones con el Ministerio de Defensa Británico, para comprar el portaaviones HMS Bulwark como plataforma para operar aviones Harrier de despegue vertical .

Portaaviones HMS Bulwark

En efecto, a raíz de un anuncio efectuado por el Ministerio de Defensa británico en agosto de 1975, en el que se indicaba el retiro del servicio de algunas unidades navales a consecuencia de una reducción en el presupuesto de defensa, el comisionado naval en Europa, contralmirante Daniel Masías, tomó conocimiento que dentro de las unidades consideradas para ser retiradas se hallaba el portaaviones HMS Bulwark. Esta noticia fue comunicada a la Marina el 18 de agosto, y acto seguido, el 9 de setiembre siguiente, esa jefatura dispuso que el comisionado naval, efectuará gestiones para obtener información del Ministerio de Defensa Británico acerca del posible retiro del servicio del portaaviones, recibiendo posteriormente órdenes de oficializar las gestiones para su adquisición. Ello se hizo a través de una carta de intención dirigida en el mes de octubre y en respuesta y en consideración la propuesta peruana, el Ministerio de Defensa, mediante documento fechado el 16 de diciembre del mismo año, comunicaba que le daba prioridad al Perú en caso el buque fuese retirado del servicio y puesto en venta.

Entre tanto, la marina británica había dispuesto el pase a situación de reserva del Bulwark en la Base Naval de Portsmouth, a cargo de una dotación encargada de su preservación y mantenimiento.

Esto fue también de conocimiento del almirante Masías, quien había continuado las conversaciones con las autoridades navales británicas y del ministerio de defensa, llegando a entrevistarse el 13 de enero de 1976 con el almirante Sir Edward Ashmore, Primer Lord del Mar, quien le indicó que el Bulwark sería mantenido en reserva hasta la entrada en servicio del nuevo portaaviones HMS Invincible, y que por parte del Gobierno británico no había ningún impedimento para que el buque fuera posteriormente vendido al Perú. En dicha reunión fue autorizado que una comitiva de oficiales peruanos presidida por el almirante Masías efectuara una visita de inspección al buque.

La referida visita se llevó a cabo el 6 de abril, cuatro días antes que el buque pasara a su nueva situación, estando la comitiva conformada por el almirante Masías, el capitán de navío Raúl Vargas Fuller y el capitán de fragata Luis Giampietri Rojas. Luego de haber inspeccionado al Bulwark, el referido jefe presentaría su informe al Jefe del Estado Mayor General de la Marina, en el que luego de detallar minuciosamente la condición del buque, concluyó que "debido al magnífico estado operativo y de conservación de dicho buque, no sería necesaria ninguna inversión para su utilización y empleo por la Marina de Guerra del Perú, salvo en caso la superioridad lo estime conveniente, el cambio de los radares de centro aéreo y de alarma temprana y contramedidas electrónicas por tener cierta antigüedad y existir problemas en la obtención de repuestos".

Las siguientes comunicaciones pusieron de manifiesto nuevamente entre otros puntos que el Perú tenía la primera prioridad y que era el único país que hasta la fecha ha hecho gestiones para adquirir al Bulwark. Posteriormente, ya en 1978, se recibio la visita de otros dos representantes del Ministerio de Defensa Británico donde se puso nuevamente de manifiesto el interés por el HMS Bulwark. Sin embargo, se sabía que los funcionarios británicos continuaron viaje para visitar otros países sudamericanos, estimándose que en tales oportunidades ofrecieron en venta la mencionada unidad.

Dentro de los planes de adquisiciones navales de la época, la compra del Bulwark se estimaba necesaria, en primer lugar con la finalidad de potenciar la capacidad para realizar operaciones anfibias, ya que el buque podía transportar 24 helicópteros tipo Sea King, 1.200 Infantes de Marina y todo el material necesario para mantenerlos en combate de playa, durante 24 horas por un lapso de 10 días, y contaba con una velocidad máxima de 28 nudos.

Por otro lado, una plataforma de este tipo permitiría ejercer el control del mar en áreas específicas considerando su capacidad de embarcar helicópteros dotados de misiles aire-superficie y antisubmarinos, así como contar con todos los sistemas de comunicaciones necesarios como para desempeñarse como buque comando de una fuerza de tarea, permitiendo ejercer el control táctico de una gran área de mar.

La oferta del Bulwark resultaba ser atractiva por varias razones. Conociendo cual era su estado de operatividad de acuerdo a lo informado por el agregado naval en Gran Bretaña, se sabía que su puesta en servicio no demandaría mayor inversión; por otra parte, el precio, estimado en cuatro millones de dólares, permitiría obtener casi de inmediato un portaaeronaves mientras que si se decidiera por construir uno nuevo -como el portaaviones de 18.000 toneladas que ofertaba el astillero Yarrow- su costo sería mucho mayor (unos 42 millones de dólares) y recién se podría disponer de él entre 6 a 8 años después de iniciada su construcción.

A pesar de las serias intenciones de la Armada Peruana por lograr comprar al Bulwark, lo que trajo abajo toda la negociación fue la decisión de las propias autoridades británicas. En efecto, en 1978, su mayor portaaviones, el Ark Royal sería retirado del servicio definitivamente, con lo que el Hermes quedaría como el único portaaeronaves disponible. Esto, mas el retraso en el término de la construcción del portaaviones Invincible, conllevó a reevaluar la situación del Bulwark, cuya reactivación y reincorporación como portahelicópteros antisubmarino fue pronto decidida.

Dicha decisión fue anunciada en enero de 1978, y una semana después, el Agregado de Defensa británico en el Perú comunicaba dicha noticia a las autoridades navales peruanas, indicando que el retorno del Bulwark al servicio excluía la posibilidad de su venta al Perú por un buen tiempo.

El HMS Bulwark terminaría sus días como portaaviones antisubmarino hasta que fue retirado del servicio definitivamente a principios de 1981. Así concluía la oportunidad más cercana que tuvo nuestra armada para adquirir un portaaviones.

Después de este episodio frustrado, continuarían algunos estudios sobre portaaviones, pero dadas las posibilidades de obtener un buque de segunda mano tan escasas y las de construir uno nuevo tan remotas por el elevado coste que demandaría, el tema quedó definitivamente en el olvido. Además las necesidades estratégicas del país habían cambiado y la conversión del crucero BAP Aguirre en portahelicopteros sería suficiente para el país.

A falta de un portaaviones, bueno es un portahelicopteros

El BAP Aguirre fue el único buque portahelicópteros que tuvo la armada del Perú. Era un crucero ligero Holandés, ex HMNLS De Zeven Provincien (C802), previamente convertido a crucero misilístico, que fuera vendido al Perú para ser reconvertido. Fue el buque de guerra más grande del Perú por varios años.

BAP Almirante Aguirre

Construido por Droogdok Maatschappij. Su quilla fue puesta el 19 Mayo 1939, suspendido y capturado durante la ocupación alemana de Holanda durante la 2ª Guerra Mundial, sirvió incompleto bajo bandera nazi y su construcción continuo al terminar la guerra. Botado el 22 de Agosto de 1950, fue completado el 17 de Diciembre de 1953. Finalmente es vendido al Perú en Agosto de 1976, reconvertido en Rotterdam y entregado el 31 de Octubre de 1977.

Su sistema de misiles fue retirado y reemplazado posteriormente por un gran cubierta para helicópteros a popa y un hangar grande hacia adelante de la misma cubierta. Tenía capacidad para 3 helicópteros y capacidad para una tripulación de 856 hombres, con un desplazamiento de casi 13 000 toneladas y una velocidad máxima de 32 nudos. Aparentemente una de las torres de 6/53 habría sido retirada y reemplazada por un Otomat SSM en los últimos años de su vida útil.

Durante los años 1985 a 1989, fue llamado Almirante Grau. Fue durante su tiempo el buque de guerra más poderoso en surcar aguas sudamericanas. Sin embargo, lamentablemente fue dado de baja y enviado al desguace como parte del acuerdo de paz con el Ecuador, durante los últimos días del gobierno de Fujimori el 19 de Marzo del 2000.

BAP Aguirre en el desguace

BAP Aguirre desguazado

BAP Aguirre desguazad

Una pena, tomando en cuenta el contexto de su creación, los hechos que vivió y el potencial que tuvo, éste buque debió haber terminado sus días convertido en un museo junto al BAP Almirante Grau (último crucero ligero del mundo y aún en actividad), últimos vestigios de la era del cañon, en medio de la era del misil.

Fuente: Texto y fotografías tomadas y basadas en un articulo de Histarmar y DutchFleet.

06 julio 2008

Apuntes sobre la Guerra de Secesión Americana: El papel de Lincoln

Ante el increible tamaño que alcanzo la anterior entrada sobre las verdaderas causas de la Guerra de Secesion Norteamericana, he decidido separar el papel de Lincoln en esta confrontacion siendo el suyo uno de los papeles mas importantes en el desarrollo de esta confrontación.

Las elecciones presidenciales y legislativas de 1860 se presentaron como la ocasión para resolver de una vez por todas una tensa situación de espera que ya no podía durar mucho más. A la elección concurrieron cuatro candidatos con posibilidades reales de alcanzar la presidencia, circunstancia poco frecuente en las elecciones presidenciales norteamericanas. Abraham Lincoln había sido elegido candidato por los republicanos aunque no tanto por sus méritos personales, que aún nadie sospechaba, sino por una pura estrategia política: su humilde origen, su gran sentido del humor, su moderación respecto a la esclavitud y su brillante elocuencia, le hacían un candidato muy atractivo. Y, efectivamente, consiguió ganar, obteniendo 180 votos electorales (casi el 60% del total del colegio electoral), aunque sólo logró obtener el 40% del total del voto popular emitido. Pero la victoria de Lincoln presagiaba la secesión, pues había obtenido todos sus votos en los Estados del Norte y del Oeste y no consiguió ni un solo voto en los colegios electorales de los Estados del Sur. 

Lincoln apreciaba en toda su magnitud la cuestión de la esclavitud, en especial en lo relativo al poder destructivo que podía llegar a tener para todo el país, por razón de la amenaza que significaba para su régimen político. Por eso creía que la esclavitud debía desaparecer de los Estados Unidos de América, y en el corto plazo además; pero estaba dispuesto a respetar la esclavitud en tanto que la misma no se extendiese más, y mientras se decidiese el modo de acabar con ella de modo satisfactorio, en términos económicos, para los propietarios de esclavos. 

Más que el problema de la esclavitud de los negros, aunque éste también preocupaba a una buena parte de la opinión pública, la generalidad de los ciudadanos percibía en la secesión (y en la esclavitud a ella asociada), sobre todo, un grave riesgo para la supervivencia de su sistema de gobierno, así como para el mantenimiento de sus derechos. Muchos norteamericanos, como el propio Lincoln, pensaban que los negros no eran iguales a los blancos en muchos aspectos de orden cultural o de orden moral pero, como el propio Lincoln señaló en ese mismo discurso, el negro "en el derecho a comer el pan que pueda ganar con su trabajo, sin depender de nadie, es igual a mi, es igual a cualquier otro hombre". No fue, pues, tanto la cuestión de la esclavitud de los negros, en sí misma considerada, la prioridad. De hecho, la plena integración de los negros en la sociedad norteamericana no encontró las vías de su definitiva solución hasta el último tercio del siglo XX, cien años después. 

Para Lincoln, la gran cuestión planteada a los Estados Unidos por la crisis de la secesión no era tanto la esclavitud; ni siquiera lo era el mantenimiento de una Unión indisoluble, pese a que ambos asuntos eran cuestiones primordiales, en todo caso, y se hallaban directamente implicados en la crisis secesionista. Para Lincoln, la cuestión verdaderamente trascendental fue la defensa, mantenimiento y viabilidad efectivas de los valores establecidos en la Constitución de 1787: el mantenimiento y la supervivencia de un sistema de gobierno como el norteamericano, fundado en los principios de protección de los derechos a la vida, la libertad y a la búsqueda de la felicidad por cada uno, garantizados para todos los ciudadanos, que había organizado los poderes de su República de modo que ofreciesen las mayores probabilidades de establecer la más estricta seguridad de los derechos de las personas, bajo el gobierno de la mayoría. 

Ese fue, quizá, el punto central del planteamiento de Lincoln en su intransigente defensa de la unidad de la República durante sus mandatos. Las cuestiones de la esclavitud y la Unión se habían entremezclado y enconado hasta tal punto, que la amenaza de secesión de los estados esclavistas había terminado por recaer, también, sobre el propio sistema de gobierno establecido por la Constitución de 1787. 

En 1861 Lincoln acometió una tarea mucho más grande y difícil, si cabe, que la asumida por los fundadores de la República en 1776 y en 1787. Cierto que Lincoln partía de una Unión ya fundada. Pero la vieja Unión anterior a 1860 estaba constituida sobre la base de una federación de Estados, algunos de los cuales habían sido inicialmente soberanos. Y ni siempre, ni todos ellos, estuvieron dispuestos a renunciar definitivamente a los poderes soberanos que habían llegado a disfrutar al comienzo de la independencia.

En 1860 esta Unión estaba a punto de disolverse. Lincoln asumió la tarea de sostener esa Unión, reconstruyendo el edificio de la República sobre la base de la soberanía nacional del pueblo de toda la Unión.

05 julio 2008

Apuntes sobre la Guerra de Secesion Americana : Causas

Bueno recién ahora termine mis estudios y tengo tiempo para ir publicando algunos temas que me quedaron pendientes. Teniendo cerca al 4 de Julio, día de la independencia de los E.E.U.U. pues empezaré tratando las causas principales de otra guerra de independencia, la Guerra de Secesión, que asoló a este país en la segunda mitad del s.XIX, como podrán conocer después de leer este post no se trato solo de esclavitud, las razones son mucho mas profundas.

Librada en tres escenarios distintos, solo la lucha de Richmond contra Whasington concentró los esfuerzos y las esperanzas de 2 naciones enfrentadas... destruidas las posibilidades de una victoria rápida en los 2 primeros años, al sur solo le quedó luchar contra toda esperanza por la victoria.



La gran crisis sufrida por la Unión Federal Norteamericana entre 1860 y 1865 giró en torno a dos grandes cuestiones: la esclavitud en los Estados del Sur y la polémica sobre la supremacía de la Unión o la supremacía de los Estados federados. Y no es fácil decir cual de las dos resultó a la larga más determinante para desencadenar la crisis secesionista de 1860. Ambas cuestiones se han mezclado tanto que se hace realmente difícil estudiarlas separadamente. Pero hay una tercera cuestión siempre latente y solo en ocasiones, explicitada. En la conciencia de los federalistas o unionistas, el debate sobre la Unión y los derechos de los Estados presentaba un calado más hondo y tenía perfiles más sombríos. Las amenazas para el mantenimiento de la Unión se entendían como una amenaza para el régimen de libertad política inaugurado en 1787.

La esclavitud fue desapareciendo de un modo paulatino hasta su total prohibición en la mayoría de los Estados del Norte durante los primeros años del siglo XIX. La esclavitud no tenía ningún sentido ni ninguna utilidad en una sociedad dinámica, emprendedora, industrial y urbana que tenía como horizonte el desarrollo general sobre la base del bienestar individual, y que lo confiaba todo al espíritu de libertad y a la iniciativa de cada uno.

Por el contrario en el Sur, la vida se fue haciendo esencialmente campesina, dependiente de la exportación mayoritaria de algodón. Para cumplir con estas obligaciones exportadoras que garantizaban su desarrollo el sistema de plantaciones se generalizó, el uso de la mano de obra esclava en las plantaciones del Sur se fue incrementando con el desarrollo de la industria algodonera y las escasas grandes ciudades coincidían con puertos de mar, nudos de comunicaciones o centros comerciales del interior.

Los problemas económicos no se pueden limitar a la diferencia entre lo industrial y lo agrícola, si no que la agricultura del Sur estaba convirtiéndose en una colonia del Norte, que exigía productos alimenticios de consumo a precios baratos y que impedía un comercio abierto con Inglaterra para proteger su industria: El Sur estaba soportando una imposición superior al 48% en su comercio, todo para ayudar al Norte. Es decir, lo que el Norte quería era reducir al Sur a una situación de un mercado cautivo empobrecido, obligado a comprar productos industriales caros y vender alimentos baratos.

Que los estados fuesen libres o esclavos no era importante en la medida que asegurase la permanencia de la esclavitud, era importante en la medida que determinaba la división de poderes entre el norte y el sur: Más estados libres, eran votos para el norte, mas estados esclavos, eran votos para el sur.

Fundamentalmente no se tratava de esclavitud o no, en realidad los estados del Sur combatían por sus derechos soberanos, es decir, Lord Cornwallis no se rindió a unos míticos EEUU, si no a los ejércitos combinados de las colonias. En la guerra de secesión se libraba una segunda revolución que debía decidir si los estados conservaban los derechos soberanos (confederación) o se habían integrado en una unión indisoluble (federación). Aún más, lo que reclamaban era el aumento de los derechos individuales representados en asambleas locales y estatales, y no en un lejano capitolio.

El problema central era que los legisladores sureños habían controlado el poder desde la época de Jefferson, y no querían aceptar la nueva distribución que su inferioridad poblacional les imponía. Si, poblacional. Pero también inferioridad industrial, especialmente en industria de guerra, inferioridad en comunicaciones e inferioridad política: la causa del sur era una mala causa, con eso de la esclavitud por medio.

Por eso la única probabilidad real que tenían de lograr la secesión, era la obtención de reconocimiento diplomático, y de ayuda militar tangible, de las potencias que vieron frustradas sus expectativas americanas en 1824, principalmente Francia e Inglaterra. La presencia de las escuadras británica y española en Veracruz, en 1861, acompañadas de un ejército francés en México entre 1861 y 1866, hicieron abrigara a la Confederación esperanzas en una intervención internacional a su favor.

Y por eso la batalla más importante fue la de Antietam o Sharpsburg (el 17 de septiembre de 1862): despejó las dos incógnitas centrales de la guerra, pues se esfumó la posibilidad de la intervención externa (británicos y españoles abandonaron México, y los franceses solos, no se atrevieron a actuar) y la subsiguiente proclamación de la emancipación de los esclavos negros, demostró la resolución del Lincoln de llevar adelante la guerra hasta la victoria total, lo que no dejaba de aumentar el efecto disuasorio.

Todo esto nos lleva a las dos consecuencias principales que serian: Poder y Dinero.

Poder pues según la distribución de representantes de los estados se llegó a un punto que la demografía decantó la mayoría del Congreso a los estados del Norte, pero el Senado se mantenía en empate técnico debido al acuerdo Maxon-Dixon que estipulaba una frontera ficticia entre el Norte y el Sur por lo cual se unían siempre los estados de 2 en dos, uno libre y otro esclavista, para mantener este acuerdo. Acuerdo que se rompió en parte al admitir a California como estado libre estando al sur de la línea. Esto nos lleva al dinero.

Los representantes de cada estado defienden los intereses de sus electores, el Norte buscaba establecer nuevos aranceles para defender su creciente industria y que no perdieran mercado. Mientras que el Sur vivía de vender materia prima y vendía mucho, algodón por valor de 250 millones de dólares de la época. Después es cuando apareció la discusión de si USA nació como un conjunto de Estados Independientes o como una nación de Estados Unidos.
La esclavitud sólo fue una excusa que comenzó por grupos religiosos puritanos, muy habituales en E.E.U.U. incluso hoy en día y con mucho poder político y económico. Los sureños se sintieron atacados en su independencia, sentimiento más arraigado en sociedades rurales, y en su bolsillo pues un esclavo de la época costaba $2000, y los terratenientes no estaban dispuestos a perder esa cantidad de dinero. Y cuando me refiero a terratenientes hablo apenas de aquellas 1000 familias tenían más de 100 esclavos. Incluso era más barato contratar obreros que mantener esclavos a los que había que cobijar, vestir y alimentar, con un rendimiento menor en el trabajo. La imagen de la esclavitud a látigo y hierro candente es un esteriotipo. Pocos destruyen su propiedad para que pierda valor.

Además no se puede establecer que el Norte respetase en mayor medida los derechos individuales que el sur, en términos estrictos el sur respetaba en mayor medida los derechos de sus ciudadanos que el norte, ya que les reconocía incluso el derecho de secesión. Ahora bien, el tema de la esclavitud tiene que entenderse en su justa medida: Los africanos no eran ciudadanos, y no puede estimarse por eso que los nuevos inmigrantes venidos de Europa encontrasen mayores restricciones en el sur, simplemente el Sur ofrecía menos tierras nuevas para los recién llegados. El Norte ofrecía cultivos y climas mas parecidos a los que habían dejado atrás en Europa.

Por si fuera poco, la prohibición de la trata de esclavos había creado un sistema económico independiente en el sur: Estados que criaban esclavos y los vendían a los estados productores de algodón y tabaco, y estados del oeste que proporcionaban carne y alimentos, a la par que absorbían el exceso de población. En 1860 el Sur era un sistema económico y territorial totalmente viable.

Sin embargo, tarde o temprano el Sur habría tenido que liberar a los esclavos en consonancia con lo que pasaba en el resto del mundo (de ser necesario no habría tenido donde comprarlos ni quien se los vendiese -la Marina Real Británica y los buques del Norte hacían boicot a la trata de esclavos y llegaban a colgar a los tratantes-) así que tarde o temprano la habrían abolido por presión mundial (no olvidemos que el principal cliente del sur era precisamente Gran Bretaña), en segundo lugar la mayor parte de los sudistas no tenían esclavos y en tercer lugar gran parte de los hombres mas influyentes del Sur estaban en contra de la esclavitud (el propio Lee por ejemplo era abolicionista), por ultimo el Sur era (y es) bastante cristiano con lo que todas esas influencias la habrían abolido. Además a la larga económicamente la esclavitud no es rentable, ya que produce mucho menos que un trabajador libre y porque conlleva unos desajustes económicos muy grandes (un trabajador tiene unos ingresos que puede gastar y reactivar la economía mediante la adquisición de bienes que necesita: crea trabajo y produce mas riqueza que un esclavo), que es el mismo motivo por el que acabo por erradicarse en Europa. Sin embargo el Norte se empecinaba en hacerlo YA.
El problema fue que llego un poco a identificarse como un ataque a las costumbres y a la identidad del Sur y por tanto se reafirmo como un valor, algo propio (habría pasado lo mismo si hubiesen intentado eliminar el sombrero típico de paja del Sur por ejemplo).

En cuanto a Lincoln, tiene que ser recordado como el apóstol de la causa federal, pero no de la abolición, de hecho la abolición que le resultaba personalmente detestable, no le parecía algo tan importante como la Unión. Pero la presión sobre el Sur se volvía insoportable, y la nueva distribución demográfica a favor del Norte estaba haciendo entrar en crisis el equilibrio inestable que procedía desde la época de la independencia: Estados del Sur que controlaban el gobierno con sus legisladores mientras que el Norte recibía una protección aduanera intensa. El crecimiento económico de ambos sistemas, el del norte y el del sur hacia inviable la permanencia de los compromisos.

La cuestión era el poder de unos pocos gobernando un país, así nacen las revoluciones, unos pocos que marcan el camino de la mayoría mientras esta se lo permita. Así nació además U.S.A., un grupo reunido en Philadelphia que reunió un pensamiento de una mayoría que se oponía a perder Dnero (Impuesto sobre el té).

Para terminar de comprender estas causas, el desarrollo de la guerra y su predecible final aquí hay algunos datos de 1860, cuando comenzó la guerra:

El Norte tenía 22 millones de habitantes.
El Sur, 9 millones de habitantes (blancos).

El Norte tenía 3’5 millones de hombres en edad militar (entre 18 y 45 años).
El Sur tenía 1 millón de hombres blancos en edad militar.

El 90 % de la producción industrial era del Norte.
El Norte producía 17 veces más textiles que Sur.
El Norte producía 30 veces más botas y zapatos.
El Norte producía 20 veces más hierro en lingotes.
El Norte producía 32 veces más armas de fuego.
El Norte producía cuatro quintos del trigo y siete octavos de la avena de todo el país.

A lo largo de la guerra:

En el Ejército del Norte sirvieron 2.000.000 de soldados (menos de la mitad de los hombres en edad militar).
En el Ejército del Sur sirvieron 950.000 soldados (4 de cada 5 hombres blancos en edad militar).

"Las razones que justificaron la independencia de tres millones de colonos frente a Inglaterra, no pueden esgrimirse ahora para negar la libertad de seis millones de americanos de decidir su propio destino".


Fuente: ElGranCapitán