Habiendo desaparecido con el Huáscar el único elemento de fuerza que el Perú tenia en el mar y quedando en consecuencia omnipotente la escuadra chilena, por falta de adversarios, Chile vio finalmente llegado el momento de proceder a la invasion del codiciado desierto peruano de Tarapacá. Despues de haber zarpado de Antofagasta el 28 de octubre, llegaba el 2 de noviembre a la rada de Pisagua una escuadra chilena de 19 buques sobre cuyos puentes viajaba un ejercito de mas de diez mil hombres con todo lo necesario para la campaña. Un segundo ejercito de reserva, fuerte de 8 mil hombres esperaba en Antofagasta cualquier llamada.
Pisagua, una pequeña aldea de mil habitantes no estaba defendida mas que por dos cañones de 100 libras, montados en los dos extremos de la bahía y por cerca de novecientos soldados peruanos y bolivianos. Tras posicionarse durante la noche, a las 7 a.m. se iniciaron las hostilidades de la escuadra chilena contra los cañones de tierra y contra la guarnición, que desprovista de medios tanto ofensivos como defensivos esperaba impasible e impaciente el momento de entrar en acción contra las tropas de desembarco, que no se movieron hasta las 10 a.m. momento en el cual quedaron definitivamente callados los dos cañones defensivos de la ciudad. Tras esto nada o casi nada se oponia al desembarco del ejercito chileno, que fuerte de diez mil hombres y protegido por la artilleria de su escuadra, solo tenia al frente a novecientos hombres, ya diezmados por la metralla. Sin embargo titubeó; y no faltó mucho para que se decidiera a retroceder con el fin de buscar otro punto de desembarco en el cual estuviese seguro de no encontrar resistencia alguna. Al acercarse las chalupas que transportaban los primeros contingentes de tropas, la pequeña guarnición peruano-boliviana, reparandose como le fue posible en la estacion del ferrocarril y en los restos de Pisagua, así como tambien con los grandes montones de carbón y de sacos de salitre existentes cerca de la playa (en espera de su exportación) sostuvo durante algunas horas contra los invasores un nutrido fuego de artilleria que les impedia a éstos desembarcar.
Rechazados dos veces consecutivas, los chilenos se vieron obligados a volver al costado de sus buques a dejar muertos y heridos y tomar refuerzos. Sin embargo ocurrió una circunstacia casual y fortuita, algunas de las bombas y granadas que la escuadra chilena lanzaba cayeron en los grandes montones de carbón y de salitre que se incendiaron de repente y a su vez arrasando cuanto estaba a su alrededor; los defensores de la plaza, finalmente arrollados por las llamas, se vieron obligados a retirarse, y los chilenos, protegidos por el humo que los ocultaba a los ojos del enemigo, pudieron por fin abordar a tierra.
Comenzó entonces una lucha cuerpo a cuerpo por entre las rocas que dominaban Pisagua. Estrechados por enemigos cada ves mas numerosos y avezados y amterallados sin descanso por la escuadra que hacía fuego sobre sus cabezas, los escasos soldados de la alianza se batieron como leones durante cinco horas, sin contar las tres precedentes al desembarco, hasta las 3 de la tarde cuando, amenzados con quedar envueltos por las divisiones chilenas, tuvieron que batirse en retirada hacia San Fransico.
La defensa de Pisagua, sostenida por un puñado de hombres durante mas de ocho horas, contra todo un ejercito y una poderosa escuadra, fue más que un acto de valor, fue casi heroísmo. Sin embargo, esta misma guarnición que en la imposible defensa de Pisagua supo llegar hasta el heroísmo, no supo mas tarde impedir en su retirada, que cayeran en manos del enemigo los muchos elementod de vida y de fuerza que debia destruir. Las mayores contrariedades con las cuales debía luchar el ejercito chileno en el árido desierto de Tarapacá, eran la falta de agua y las dificultades de locomoción; y fueron precisamente estos dos grandes elementos de vida y guerra que la imprevisora guarnición aliada regalaba al enemigo, en el momento de retirarse de Pisagua.
El camino de Tarapacá quedaba expedito...
Pisagua, una pequeña aldea de mil habitantes no estaba defendida mas que por dos cañones de 100 libras, montados en los dos extremos de la bahía y por cerca de novecientos soldados peruanos y bolivianos. Tras posicionarse durante la noche, a las 7 a.m. se iniciaron las hostilidades de la escuadra chilena contra los cañones de tierra y contra la guarnición, que desprovista de medios tanto ofensivos como defensivos esperaba impasible e impaciente el momento de entrar en acción contra las tropas de desembarco, que no se movieron hasta las 10 a.m. momento en el cual quedaron definitivamente callados los dos cañones defensivos de la ciudad. Tras esto nada o casi nada se oponia al desembarco del ejercito chileno, que fuerte de diez mil hombres y protegido por la artilleria de su escuadra, solo tenia al frente a novecientos hombres, ya diezmados por la metralla. Sin embargo titubeó; y no faltó mucho para que se decidiera a retroceder con el fin de buscar otro punto de desembarco en el cual estuviese seguro de no encontrar resistencia alguna. Al acercarse las chalupas que transportaban los primeros contingentes de tropas, la pequeña guarnición peruano-boliviana, reparandose como le fue posible en la estacion del ferrocarril y en los restos de Pisagua, así como tambien con los grandes montones de carbón y de sacos de salitre existentes cerca de la playa (en espera de su exportación) sostuvo durante algunas horas contra los invasores un nutrido fuego de artilleria que les impedia a éstos desembarcar.
Rechazados dos veces consecutivas, los chilenos se vieron obligados a volver al costado de sus buques a dejar muertos y heridos y tomar refuerzos. Sin embargo ocurrió una circunstacia casual y fortuita, algunas de las bombas y granadas que la escuadra chilena lanzaba cayeron en los grandes montones de carbón y de salitre que se incendiaron de repente y a su vez arrasando cuanto estaba a su alrededor; los defensores de la plaza, finalmente arrollados por las llamas, se vieron obligados a retirarse, y los chilenos, protegidos por el humo que los ocultaba a los ojos del enemigo, pudieron por fin abordar a tierra.
Comenzó entonces una lucha cuerpo a cuerpo por entre las rocas que dominaban Pisagua. Estrechados por enemigos cada ves mas numerosos y avezados y amterallados sin descanso por la escuadra que hacía fuego sobre sus cabezas, los escasos soldados de la alianza se batieron como leones durante cinco horas, sin contar las tres precedentes al desembarco, hasta las 3 de la tarde cuando, amenzados con quedar envueltos por las divisiones chilenas, tuvieron que batirse en retirada hacia San Fransico.
La defensa de Pisagua, sostenida por un puñado de hombres durante mas de ocho horas, contra todo un ejercito y una poderosa escuadra, fue más que un acto de valor, fue casi heroísmo. Sin embargo, esta misma guarnición que en la imposible defensa de Pisagua supo llegar hasta el heroísmo, no supo mas tarde impedir en su retirada, que cayeran en manos del enemigo los muchos elementod de vida y de fuerza que debia destruir. Las mayores contrariedades con las cuales debía luchar el ejercito chileno en el árido desierto de Tarapacá, eran la falta de agua y las dificultades de locomoción; y fueron precisamente estos dos grandes elementos de vida y guerra que la imprevisora guarnición aliada regalaba al enemigo, en el momento de retirarse de Pisagua.
El camino de Tarapacá quedaba expedito...
Hola, qué tal. Muy buen artículo! Saludos
ResponderEliminarLe sugiero revisar el estilo patriotero que utiliza para contar la historia de su Pais.
ResponderEliminarEl desembarco Chileno se hizo en una cantidad determinada de botes, que incluyen solamente a algunas Compañías del Regimiento Zapadores y a algunas Compañías del Regimiento Atacama. (450 hombres la primera oleada).
La Segunda oleada, incorporo a una cantidad aun menor de soldados. Algunos botes se quedaron en la playa volcados, otros ... sus boteros murieron consecuencia del fuego que se hacia sobre ellos .. y otros se quedaron combatiendo, tomando los fusiles de los soldados muertos, olvidandose de volver a las naves por la segunda oleada.
Por lo cual .. exagerando la cantidad de Chilenos ... estos no superaron nunca los 900 solados.
Solo estos soldados se enfrentaron a los Aliados y el resto de la flota se mantuvo en sus naves. La Artilleria de los barcos Chilenos ... al momento de acercarse los botes de desembarco a tierra, dejaron de disparar y ya no lo hicieron por el riesgo que implicaba hacerlo sobre las tropas propias.
Ahora .. Ud. tiene errores graves en la apreciación de las Fuerzas:
Las Fuerzas Aliadas estaban integradas por las siguientes Unidades:
II División EB GDB Pedro Villamil
BI Victoria N° 1 de La Paz CRL Juan Granier (535 h.)
BI Independencia 3° de La Paz CRL Pedro Pablo Vargas (429 h.)
Guarnición de Pisagua EP TCL Isaac Recabarren
Columna Naval CFR Mariano Benavides (60 h.)
Columna Guardia Civil MAY Manuel Zeballos (40 h.)
Guardia Nacional de Pisagua CRL Manuel Zavala (100 h)
Batallón de Artillería de Costa CNV José Becerra (245 h.)
Fuerte Norte CFR Ignacio Suárez
Fuerte Sur TCL Manuel Saavedra
Si Ud. suma .. vera que los Aliados tenían 1.349 soldados en Pisagua.
Esos soldados Aliados .. enfrentaron a (exagerando) 900 soldados de las Compañías del Zapadores y Atacama desembarcadas en dos oleadas. 09:30 y 10:30
EL total de Chilenos presentes en la Bahia de Pisagua ... ascendia a 4,890 combatientes. El resto, 2,175 fueron enviados a Junin. El resto ... eran marinos de la Flota de Guerra.
Si desea aprender de historia y debatir seriamente, le sugiero que visite la pagina BATALLAS.
www.batallas.org