La historia que nos trae aca hoy viene de ésta frase: "Dios bendiga a América". Obviamente hace referencia a los EE. UU. y a uno de los episodios más humillantes de su historia.
Sucede en tiempos de la guerra anglo-estadounidense de 1812, el presidente James Madison y los "halcones"(politocos extremistas) de esa época, decidieron emprender una guerra contra Gran Bretaña debido a la presion que ésta ejercía contra EE. UU. por el comercio naval, era común que los buques norteamericanos fueran interceptados en alta mar y se les requisara parte de la tripulación para servir en los buques de su majestad. Por otro lado, habia un bloqueo naval de hecho contra Francia y sus aliados, si un buque norteamericano era sospechoso de haber estado en un puerto francés o aliado de Francia, igualmente era requisado.
Asi pues, Madison y sus halcones decidieron emprender 2 esquemas: por una parte, reforzar la naciente flota norteamericana y proteger sus barcos. Por otro lado, lanzar una audaz campaña contra las posiciones británicas en Canadá.
Más el plan de ataque contra el Cánada no resultó como ellos esperaban (y eso que desataron el infierno sobre York -actual Toronto- haciendola arder hasta sus cimientos) y, cerca de las cataratas del Niágara, los norteamericanos sufrieron una derrota espantosa, perdiendo más de 10,000 hombres.
Durante la guerra de 1812 contra los EEUU, los ingleses establecieron un ferreo bloqueo naval sobre la bahia de Chesapeake. El mando correspondía al contralmirante Cockburn, habilitado como almirante, un hombre colerico y encarnizado detractor de los "colonos". Por propia voluntad, en lugar de enviar a algunos de sus navios en busca de provisiones a su base de las Bermudas, formó grupos de ataque para conseguirlas en territorio enemigo. Las incursiones britanicas crecieron en intensidad, hasta el punto de que el 3 de mayo de 1813 Cockburn se envaletonó lo suficiente como para asaltar una pequeña ciudad: Havre de Grace, en Maryland. La nula resistencia americana a estas incursiones, unida a las exigencias de la opinión publica de aplicar escarmientos más intensos contra los "salvajes" animó a los miembros del almirantazgo a reforzas las fuerzas de Cockburn.
El 19 de Agosto de 1814 el Almirante Cochrane desembarcó 4.500 hombres en Maryland, en la ciudad de Benedict. Whasington se encontraba a sólo 55 km de distancia. Los casacas rojas imperiales, veteranos de Europa, no tuvieron ningún problema en aplastar una resistencia simbolica de una fuerza americana de 7.000 hombres. Desde allí, una brigada de 5.000 hombres al mando del general Ross se dispuso a tomar la joven capital.
Sus ordenes eran destruir la mayor cantidad de edificios publicos como represalia por los destrozos e incendios indiscriminados causados por los norteamericanos en su fracasada invasión al Canadá Británico. En la capital cundió el pánico. El presidente Madison y Monroe, al igual que su gabinete perdieron la cabeza y huyeron hacia la dudosa seguridad de un campamento militar en las afueras. Solo Miss Madison mantuvo la calma y retiró las mas valiosas propiedades de la futura Casa Blanca, entre ellas el famoso retrato de Whasington que aparece con la parte inferior rasgada: Ante la precipitación del momento no hubo tiempo en retirar totalmente el marco y se arrancó la pintura sin más.
El ejemplo del presidente cundió en la ciudad, y el día 24 los hombres de Ross entraron en la ciudad indefensa con banderas desplegadas. Whasington era una capital de solo 15 años de antiguedad, edificada sobre una cienaga, y donde todo estaba todavía a medio hacer.
Tras disparar una andanada simbolica contra el Capitolio lo saquearon e incendiaron. La futura Casa Blanca, " el palacio del presidente", aún no estaba del todo edificada. Los oficiales cenaron a su gusto con la cena preparada para Madison ( lo que da idea de la rapidez con que el ejecutivo abandonó su capital) y tras amontonar los muebles incendiaron la casa con estopa sujeta a jabalinas. Los tizones que iniciaron el fuego procedian de una taberna cercana. Durante toda la noche los ingleses siguieron arrasando edificios publicos. Solo un edificio privado, las oficinas del National Intelligencer, fue destruidas por una orden de Cockburn. Respondía así a los duros ataques del periodico contra su persona.
El incendio no fué demasiado impresionante, ya que un ciclón y una lluvia torrencial lo sofocaron hacia medianoche. El propio palacio presidencial no se vió demasiado afectado, aunque fué necesario cubrirlo de cal por completo para que desapareciese el hollín del incendio. El blanco de la cal desde entonces se convertiría en el color distintivo de la residencia del jefe de estado de los EEUU: la Casa Blanca.
Los ingleses se mantuvieron sobre el terreno hasta el día siguiente a las 9 de la noche. Sólo entonces Ross ordenó la marcha de sus tropas, que no fueron en absoluto hostigadas.
Se calcula que de la fuerza de 5.000 infantes, solo unos 1.500, 2.000 todo lo más llegaron a entrar en la capital, lo que hace aún más humillante su abandono, ya que esta disponía de casi 8.000 hombres de guarnición. Las cifras aún son más asombrosas cuando se comparan los 5.000 infantes britanicos con el millón y medio de varones americanos que habitaban la zona en la que se movieron con toda tranquilidad durante varias semanas.
Aunque luego las tropas británicas fueron obligadas a retirarse y abandonar el territorio ocupado en el norte y el este de EEUU. La situación en Europa se volvia de nuevo preocupante para los ingleses y destinaron todos su recursos a terminar con Napoleón de inmediato. Se considera que la ultima batalla importante se dio en 1815 cerca de Nueva Orleans, la cual culminó en una aparatosa derrota de las fuerzas britanicas.
Finalmente se considera un empate técnico. Se firmó un tratado que dejo camino libre a los buques de EEUU a ejercer libremente el comercio, pero si los norteamericanos pretendian ejercer algun tipo de control sobre los territorios canadienses, no lo lograron.
Durante ésta guerra y luego de la invasión británica en los territorios del norte (incluida la toma e incendio de Washington) se popularizó la frase: "Dios salve a América". Frase que se convirtió en la actual: "Dios bendiga a América", tras la firma de la paz.