Las victorias militares peruanas. Este dia se cumplieron 142 años de la victoria naval del 2 de mayo. Un pretexto para hablar de las batallas que el Perú ganó durante su vida independiente. Son pocas, pero son. A despecho, de que muchos de sus protagonistas estén en el olvido.
Es probable que el trauma de la Guerra del Pacífico (1879-1884) haya ensombrecido la historia militar peruana y las palabras "derrota" o "inmolación" hayan calzado perfecto con nuestros héroes nacionales más consagrados. A estas alturas de nuestra historia, a alguien le suena conocido los nombres de Eloy Ureta, Carlos Miñano, José Manuel Clavero o Óscar R. Benavides. Tal vez al último de los nombrados se le recuerde por su discreto papel como presidente, sin embargo, todos ellos fueron militares peruanos que alguna vez salieron airosos en una batalla. ¿No es irónico que las pocas victorias nacionales sean solo conocidas por historiadores?
GENERALES SIN MEDALLAS
Es notorio también que en la mayoría de guerras hayamos cumplido el papel de víctimas. El combate del 2 de mayo fue para rechazar el intento de España por volver al Perú; en la guerra del Pacífico sufrimos la voracidad del invasor; en 1911 tuvimos que rechazar una invasión colombiana; en 1941 repelimos las agresiones territoriales del Ecuador (aunque esta vez invadimos toda la provincia ecuatoriana de El Oro); y en 1981 otra vez nos defendimos de una incursión de nuestro vecino norteño.
Si bien perdimos la gran guerra del siglo XIX, antes y después tuvimos victorias militares significativas. En ese siglo hubo hasta cuatro enfrentamientos ganados por nuestros ejércitos, de los cuales el más renombrado es el 2 de mayo. Pero, antes, en 1827, Agustín Gamarra, entonces prefecto del Cusco, organizó un ejército que invadió Bolivia con la finalidad de eliminar la influencia colombiana y bolivariana al gobierno de Sucre.
Incluso en tiempos de la Confederación Peruano Boliviana (1837-1839) le perdonamos la vida a Chile. Según refiere el historiador Juan Luis Orrego, el gobierno chileno se oponía a este acuerdo y envió dos expediciones para combatirlo. "La primera de ellas, al mando del general Manuel Blanco Encalada llegó hasta las afueras de Arequipa, en Paucarpata -cuenta Orrego-. Ahí se encontró frente a frente con el ejército peruano-boliviano al mando de Santa Cruz y estando cercado por éste todas las evidencias que tenemos apuntan a que si se producía un enfrentamiento, nuestras fuerzas hubieran aplastado a las chilenas porque las superaban en número y en armas. Sin embargo, Santa Cruz decidió evitar el enfrentamiento, obteniendo a cambio la firma de un documento que reconocía la existencia de la Confederación, el cual después fue desconocido por el gobierno de Chile".
Y el tercer enfrentamiento del siglo XIX que nos favoreció se dio entre 1859 y 1860, durante el segundo gobierno de Ramón Castilla. El gobierno ecuatoriano había pagado a los acreedores ingleses con tierras peruanas ubicadas entre los ríos Pastaza y Bombonaza, lo que motivó la protesta peruana. Al no haber rectificación, Castilla decidió invadir Guayaquil. Tropas peruanas tomaron el puerto ecuatoriano firmándose luego el Tratado de Mapasingue (nombre de la hacienda guayaquileña donde se realizó el acuerdo), a través del cual Ecuador anulaba la venta de dichos territorios.
DESPUÉS DE LA HECATOMBE
Terminada la guerra con Chile, se inicia lo que Basadre llamó el periodo de Restauración Nacional, sin embargo en 1911 nuestro país se vería enfrascado en otro problema fronterizo. Colombia reclamaba una salida soberana al Amazonas e invadió nuestra frontera. Entonces el gobierno de Leguía envió un contingente militar a la amazonía al mando del general Óscar R. Benavides. Una tarea difícil, dadas las comunicaciones de la época, y aunque no fue específicamente una batalla, se produce un enfrentamiento en La Pedrera entre el 10 y el 12 de julio, consiguiéndose expulsar al invasor. Ahí tuvo destacada participación el teniente José Manuel Clavero Muga al mando de la cañonera América. La expedición vuelve a Lima con aires de gloria. "Fue un golpe de aliento para el Perú después del trauma de la derrota con Chile", dice Orrego.
Pero esta historia terminaría mal, pues en 1924 el tratado de Salomón Lozano cedería el territorio en disputa a Colombia.
Sin embargo, tendrían que pasar dos décadas para que el Perú gane su primera guerra formal. Fue en 1941 frente a Ecuador, en una campaña eficiente, donde por primera vez en esta parte del continente se utilizó paracaidistas. Luego de una serie de agresiones ecuatorianas y enfrentamientos, que van desde enero a julio de ese año, se produjo la Batalla de Zarumilla (24 y 25 de julio). A través de ataques aéreos y terrestres, el Perú consigue ocupar la provincia ecuatoriana de El Oro. Ahí tuvieron destacada actuación el general Eloy Ureta (después elevado a mariscal) y una serie de mandos militares como Carlos Miñano, Manuel Odría, Miguel Monteza Tafur, entre otros. El héroe máximo de la campaña fue el capitán FAP José Abelardo Quiñones, quien dirigió su avión en llamas contra la artillería enemiga, en vez de lanzarse en paracaídas. El conflicto terminó con la firma del Protocolo de Río de Janeiro, que sería desconocido más de una vez por Ecuador, generándose en 1981 el último incidente fronterizo ganado por el Perú.
LAS VICTORIAS SIMBÓLICAS
¿Pero por qué estas victorias son poco conocidas o celebradas? ¿Será solo porque no tuvieron gran relevancia y no cambiaron demasiado el curso de nuestra historia?
El psicoanalista Luis Herrera ensaya la siguiente explicación: "hemos sido el centro de una colonia por tres siglos, eso pesa mucho. Y con la independencia nuestro territorio se fraccionó en diversos espacios y territorios, que, además, eran racialmente diversos. Otro elemento que nos da esa sensación de apocamiento es que el indio peruano (una de las mayorías del país) ha estado, hasta no hace mucho, en una situación muy inferior. Se nos ha acostumbrado a bajar la cabeza por mucho tiempo y más aún tenemos una letra del himno que dice "la humillada cerviz levantó", yo preguntaría ¿cuándo levantó? Entonces nunca caló totalmente la idea de nación. De otro lado, hemos tenido muchos caudillos y pocos estadistas. Y como sabemos los caudillos siempre buscan una satisfacción inmediata y no la construcción de una nación, es algo que se repite siempre hasta el día de hoy".
Entonces, el orgullo de ser peruano es más la letra de una canción que una realidad y las victorias son casi siempre simbólicas. En otras palabras no sabemos ganar. El psicoanalista pone el ejemplo del fútbol. Cuando entrevistan a nuestros jugadores, uno escucha una respuesta recurrente: "estoy trabajando con mucha humildad". ¡Por favor -dice Herrera-, humildad es lo que sobra en el país!
*Basado en el articulo escrito por Jorge Paredes y originalmente publicado en el diario El Comercio, en mayo del 2006.
**El combate del 2 de mayo es algo que ahora vendríamos a denominar un empate tomando en cuenta que cada bando reclama victoria. Para España (según ella la expedición era de castigo no una invasión o reconquista, a pesar de no reconocer la independencia del Perú y de izar su pabellón en las islas Chincha) fue una victoria porque consiguieron enfrentarse con éxito a las legendarias baterías y fuertes del Callao sin sufrir demasiadas pérdidas (ademas destruyeron la torre blindada, donde murió el Ministro Gálvez). Para el Perú en cambio fue una victoria, por haberse enfrentado a la tercera armada del mundo (que en sus filas tenia a la Numancia, uno de los navíos acorazados mas poderosos del mundo) y haberla obligado a retirarse sin cumplir su objetivo (que para nosotros era la reconquista y la destrucción, al no haber reconocimientos oficiales de independencia del Perú).
Lo cierto es que España no tenia el poder para intentar recuperar sus colonias y eso lo sabia el Perú y que la acción contra el Callao (como lo fue contra Valparaiso) era una demostración de fuerza y para limpiar el honor español, mancillado tras los combates de Papudo y Abtao, amén de no poder destruir a la inferior flota peruano-chilena antes de la llegada de los blindados peruanos. Es claro que se nos vende la historia del combate de 2 de mayo como una gran victoria militar cuando no fue exactamente así, y eso es debido a que el gobierno de entonces necesitaba legitimizar su poder (era producto de una revolución) ofreciendo al pueblo una victoria sobre un enemigo histórico aunque dicha victoria no fuera lo que anunciaban.
Es un caso similar al de Fujimori y la "victoriosa" Guerra del Cenepa. En realidad esto fue una victoria para ambos lados: Ecuador consiguió que su pueblo respaldara al gobierno, resistió y rechazó el contraataque de un superior ejercito peruano y Fujimori logro afianzar aún mas su poder sobre las F.F.A.A. y sobre el pueblo, vender una solución inexistente y mostrarse como el hombre de la paz.
Es probable que el trauma de la Guerra del Pacífico (1879-1884) haya ensombrecido la historia militar peruana y las palabras "derrota" o "inmolación" hayan calzado perfecto con nuestros héroes nacionales más consagrados. A estas alturas de nuestra historia, a alguien le suena conocido los nombres de Eloy Ureta, Carlos Miñano, José Manuel Clavero o Óscar R. Benavides. Tal vez al último de los nombrados se le recuerde por su discreto papel como presidente, sin embargo, todos ellos fueron militares peruanos que alguna vez salieron airosos en una batalla. ¿No es irónico que las pocas victorias nacionales sean solo conocidas por historiadores?
GENERALES SIN MEDALLAS
Es notorio también que en la mayoría de guerras hayamos cumplido el papel de víctimas. El combate del 2 de mayo fue para rechazar el intento de España por volver al Perú; en la guerra del Pacífico sufrimos la voracidad del invasor; en 1911 tuvimos que rechazar una invasión colombiana; en 1941 repelimos las agresiones territoriales del Ecuador (aunque esta vez invadimos toda la provincia ecuatoriana de El Oro); y en 1981 otra vez nos defendimos de una incursión de nuestro vecino norteño.
Si bien perdimos la gran guerra del siglo XIX, antes y después tuvimos victorias militares significativas. En ese siglo hubo hasta cuatro enfrentamientos ganados por nuestros ejércitos, de los cuales el más renombrado es el 2 de mayo. Pero, antes, en 1827, Agustín Gamarra, entonces prefecto del Cusco, organizó un ejército que invadió Bolivia con la finalidad de eliminar la influencia colombiana y bolivariana al gobierno de Sucre.
Incluso en tiempos de la Confederación Peruano Boliviana (1837-1839) le perdonamos la vida a Chile. Según refiere el historiador Juan Luis Orrego, el gobierno chileno se oponía a este acuerdo y envió dos expediciones para combatirlo. "La primera de ellas, al mando del general Manuel Blanco Encalada llegó hasta las afueras de Arequipa, en Paucarpata -cuenta Orrego-. Ahí se encontró frente a frente con el ejército peruano-boliviano al mando de Santa Cruz y estando cercado por éste todas las evidencias que tenemos apuntan a que si se producía un enfrentamiento, nuestras fuerzas hubieran aplastado a las chilenas porque las superaban en número y en armas. Sin embargo, Santa Cruz decidió evitar el enfrentamiento, obteniendo a cambio la firma de un documento que reconocía la existencia de la Confederación, el cual después fue desconocido por el gobierno de Chile".
Y el tercer enfrentamiento del siglo XIX que nos favoreció se dio entre 1859 y 1860, durante el segundo gobierno de Ramón Castilla. El gobierno ecuatoriano había pagado a los acreedores ingleses con tierras peruanas ubicadas entre los ríos Pastaza y Bombonaza, lo que motivó la protesta peruana. Al no haber rectificación, Castilla decidió invadir Guayaquil. Tropas peruanas tomaron el puerto ecuatoriano firmándose luego el Tratado de Mapasingue (nombre de la hacienda guayaquileña donde se realizó el acuerdo), a través del cual Ecuador anulaba la venta de dichos territorios.
DESPUÉS DE LA HECATOMBE
Terminada la guerra con Chile, se inicia lo que Basadre llamó el periodo de Restauración Nacional, sin embargo en 1911 nuestro país se vería enfrascado en otro problema fronterizo. Colombia reclamaba una salida soberana al Amazonas e invadió nuestra frontera. Entonces el gobierno de Leguía envió un contingente militar a la amazonía al mando del general Óscar R. Benavides. Una tarea difícil, dadas las comunicaciones de la época, y aunque no fue específicamente una batalla, se produce un enfrentamiento en La Pedrera entre el 10 y el 12 de julio, consiguiéndose expulsar al invasor. Ahí tuvo destacada participación el teniente José Manuel Clavero Muga al mando de la cañonera América. La expedición vuelve a Lima con aires de gloria. "Fue un golpe de aliento para el Perú después del trauma de la derrota con Chile", dice Orrego.
Pero esta historia terminaría mal, pues en 1924 el tratado de Salomón Lozano cedería el territorio en disputa a Colombia.
Sin embargo, tendrían que pasar dos décadas para que el Perú gane su primera guerra formal. Fue en 1941 frente a Ecuador, en una campaña eficiente, donde por primera vez en esta parte del continente se utilizó paracaidistas. Luego de una serie de agresiones ecuatorianas y enfrentamientos, que van desde enero a julio de ese año, se produjo la Batalla de Zarumilla (24 y 25 de julio). A través de ataques aéreos y terrestres, el Perú consigue ocupar la provincia ecuatoriana de El Oro. Ahí tuvieron destacada actuación el general Eloy Ureta (después elevado a mariscal) y una serie de mandos militares como Carlos Miñano, Manuel Odría, Miguel Monteza Tafur, entre otros. El héroe máximo de la campaña fue el capitán FAP José Abelardo Quiñones, quien dirigió su avión en llamas contra la artillería enemiga, en vez de lanzarse en paracaídas. El conflicto terminó con la firma del Protocolo de Río de Janeiro, que sería desconocido más de una vez por Ecuador, generándose en 1981 el último incidente fronterizo ganado por el Perú.
LAS VICTORIAS SIMBÓLICAS
¿Pero por qué estas victorias son poco conocidas o celebradas? ¿Será solo porque no tuvieron gran relevancia y no cambiaron demasiado el curso de nuestra historia?
El psicoanalista Luis Herrera ensaya la siguiente explicación: "hemos sido el centro de una colonia por tres siglos, eso pesa mucho. Y con la independencia nuestro territorio se fraccionó en diversos espacios y territorios, que, además, eran racialmente diversos. Otro elemento que nos da esa sensación de apocamiento es que el indio peruano (una de las mayorías del país) ha estado, hasta no hace mucho, en una situación muy inferior. Se nos ha acostumbrado a bajar la cabeza por mucho tiempo y más aún tenemos una letra del himno que dice "la humillada cerviz levantó", yo preguntaría ¿cuándo levantó? Entonces nunca caló totalmente la idea de nación. De otro lado, hemos tenido muchos caudillos y pocos estadistas. Y como sabemos los caudillos siempre buscan una satisfacción inmediata y no la construcción de una nación, es algo que se repite siempre hasta el día de hoy".
Entonces, el orgullo de ser peruano es más la letra de una canción que una realidad y las victorias son casi siempre simbólicas. En otras palabras no sabemos ganar. El psicoanalista pone el ejemplo del fútbol. Cuando entrevistan a nuestros jugadores, uno escucha una respuesta recurrente: "estoy trabajando con mucha humildad". ¡Por favor -dice Herrera-, humildad es lo que sobra en el país!
*Basado en el articulo escrito por Jorge Paredes y originalmente publicado en el diario El Comercio, en mayo del 2006.
**El combate del 2 de mayo es algo que ahora vendríamos a denominar un empate tomando en cuenta que cada bando reclama victoria. Para España (según ella la expedición era de castigo no una invasión o reconquista, a pesar de no reconocer la independencia del Perú y de izar su pabellón en las islas Chincha) fue una victoria porque consiguieron enfrentarse con éxito a las legendarias baterías y fuertes del Callao sin sufrir demasiadas pérdidas (ademas destruyeron la torre blindada, donde murió el Ministro Gálvez). Para el Perú en cambio fue una victoria, por haberse enfrentado a la tercera armada del mundo (que en sus filas tenia a la Numancia, uno de los navíos acorazados mas poderosos del mundo) y haberla obligado a retirarse sin cumplir su objetivo (que para nosotros era la reconquista y la destrucción, al no haber reconocimientos oficiales de independencia del Perú).
Lo cierto es que España no tenia el poder para intentar recuperar sus colonias y eso lo sabia el Perú y que la acción contra el Callao (como lo fue contra Valparaiso) era una demostración de fuerza y para limpiar el honor español, mancillado tras los combates de Papudo y Abtao, amén de no poder destruir a la inferior flota peruano-chilena antes de la llegada de los blindados peruanos. Es claro que se nos vende la historia del combate de 2 de mayo como una gran victoria militar cuando no fue exactamente así, y eso es debido a que el gobierno de entonces necesitaba legitimizar su poder (era producto de una revolución) ofreciendo al pueblo una victoria sobre un enemigo histórico aunque dicha victoria no fuera lo que anunciaban.
Es un caso similar al de Fujimori y la "victoriosa" Guerra del Cenepa. En realidad esto fue una victoria para ambos lados: Ecuador consiguió que su pueblo respaldara al gobierno, resistió y rechazó el contraataque de un superior ejercito peruano y Fujimori logro afianzar aún mas su poder sobre las F.F.A.A. y sobre el pueblo, vender una solución inexistente y mostrarse como el hombre de la paz.
chilenos de porkeria q solo saben aprovecharse... deverian esforsarce y no robar!!!!en ves de tenerles odio les tengo pena (¡¡¡al gobierno no a los ciudadanos!!!)
ResponderEliminarVaya que obsesion con la guerras de los peruanos, y siempre tan derrotistas. Pero que raro en la Sierra se recuerda las victorias de la guerra con Chile. Como aqui
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=V5vhINqdar0
Excelente articulo
ResponderEliminares tos chilenos son una (m)
ResponderEliminarlos invito a vistar mi pagina en honor a nuestros heroes del 41
ResponderEliminarwww.heroesdel41.blogspot.com
carlos mendoza
Pero de que que guerra hablan, por favor si el 41 peru a coberdemente ataca a mansalva aprovechando que todo el mundo estaba pendiente e involucrado en la Segunda Guerra Mundial como gallinas que son aprovechan para atacar a un DESARMADO ECUADOR!!!
ResponderEliminarQue guerra es la del 41? NO FUE NUNCA una guerra solo es el acto asqueroso de cobardia chola... de las lacras y verguenzas de america, una vez mas los cholos demostrando que solo son bazofia, estiercol, que siempre atentaran en contra de la humanidad y el desarrollo humano.-
Saludos cordiales.-
PD: mejor visiten http://chile-potencia.blogspot.com/
jajajaa cuanta ignorancia
ResponderEliminartodas las mierdas ecuatocholas y chilerdas se pueden ir a la rechuchesumare, perros homosexuales, ¿en el 41 los ecuatocholos desarmados? si con la cantidad de armamento hallado en Puerto Bolívar sobrado nos podían hacer la guerra a nosotors y de paso a Colombia, rotos y ecuatocholos, sarta de mentirosos y la puta que los parió, y rotos, no hablen de cholos, porque los aymaras son oriundos de copiapó, y uds llenaron al mundo de collas, así que no vengan a hablar huevadas
ResponderEliminarPeru derroto varias veces militarmente al Ecuador , incluso el ejercito peruano tomo dos veces Guayaquil,recordemos que en una de ellas los militares y marinos peruanos ayudaron a apagar un voraz incendio en la ciudad.
ResponderEliminarEn 1941 invadimos militarmente la provincia de El Oro y los ecuatorianos se orinaron de miedo ante el inminente avance peruano hacia Guayaquil y en lugar de ofrecer resistencia,arrugaron y se rindieron.
En 1981 los volvimos a vencer en el FALSO PAQUISHA y en 1995 si bien nos derribaron aviones y helicopteros con misiles tierra - aire , en las operaciones terrestres los apabullamos y recuperamos BASE SUR , CUEVA de los TAYOS y TIWINZA.
Tenemos totalmente pisados y sometidos a estos monos afeminados y cobardes.
The Peruvian soldiers are among the best fighters in all of the world". Words pronounced by the General of Brigade of the Brazilian Army Ariel Pereyra Da Fonseca, coordinator of the First Mission of Military observers Ecuador-Peru.
ResponderEliminar